ⅩⅤⅠⅠ

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Las horas volaron mientras conversaban. En algún momento de la noche, sus piernas se enredaron y sus cabezas se apoyaron la una sobre la otra, siempre con la vista fija en la Torre Eiffel. Todo estaba iluminado de una manera muy bella, haciendo justicia a su nombre: la Ciudad de la Luz.

Minho se interesó por la pasión de Jisung por el ballet. Enseguida comprendió por qué bailaba tan bien. Sus movimientos eran gráciles porque había pasado unos cuantos años de su tierna infancia aprendiendo aquella danza. Aunque se vio obligado a dejarlo por motivos que se negó a explicar.

De igual modo, Jisung escuchó atentamente las historietas que Minho y Changbin habían compartido durante sus cinco años de amistad. Descubrió que la pareja solía disfrutar del cine y del teatro. Gracias a ello, aprendieron el idioma mucho más rápido que otros de sus compañeros extranjeros. Unas tiernas carcajadas inundaron el ambiente cuando Minho narró las trastadas y lo torpe que a veces era su fallecido amigo. No habían sido pocas las ocasiones en las que les habían pillado robando menudencias, entrando a sitios cerrados al público, e incluso le contó cómo les habían echado de varios anfiteatros por reírse durante las obras más trágicas, todo por haber consumido algo de marihuana.

Lee aprovechó para remarcar que él se había alejado del consumo tan continuo de drogas cuando comenzó a ver las banderas rojas que perseguían a Changbin por ello. Una vez más, juró que no volvería a consumir cocaína.

Un bostezo interrumpió la charla. Jisung se frotó los ojos con los puños, intentando apartar el sueño de aquella manera.

─ Vamos a dormir, chico bonito.

Minho se puso en pie, ofreciéndole una mano a su compañero para ayudarle a levantarse. El contrario no dudó en tomarla.

Ninguno de los dos comentó nada acerca de sus manos entrelazadas mientras paseaban rumbo al cabaret. Era una sensación algo extraña para Minho, pero también le resultaba demasiado agradable como para deshacer el agarre.

─ ¿Sabes? Siempre he estado enamorado de París.

─ ¿Intentas ponerme celoso? ─bromeó Minho.

─ ¿Qué? ¡No! ─le dio un suave golpe en el hombro─. Solo es que... No pensé que sería así como viviría en esta preciosa ciudad. Es muy diferente a Seúl.

─ Conque eres de Seúl... Nunca he estado allí ─divagó─. Aunque te entiendo. A veces extraño mi Osaka natal.

─ Si pudiese volver a Seúl, te haría de guía particular.

─ ¿No puedes volver?

─ No ─zanjó Jisung. Otra vez evadía dar explicaciones.

─ Entiendo... Supongo que eso solo nos deja con Osaka como destino turístico.

─ Supongo... Aunque tal vez en Osaka tampoco sea bien recibido.

─ ¿Acaso eres un criminal en busca y captura? ─intentó aliviar el ambiente, que se había vuelto algo pesado.

Jisung se limitó a encogerse de hombros, aunque después negó con la cabeza. Lee sabía que preguntar no servía de nada. Si Han quería mantener en secreto esa parte de su vida, lo respetaría. Él mismo ocultaba su pasado, recordarlo dolía demasiado.

El silencio fue su mejor aliado el resto del camino. Sus manos solo se separaron cuando tuvieron que escalar la pared para llegar hasta la habitación del mayor. Si entraban por la puerta principal, la madame los pillaría. Y quién sabía qué haría esa mujer si veía a esos dos juntos volviendo al amanecer.

─ Jisung ─pronunció delicadamente─. ¿Quieres dormir conmigo hoy también?

─ ¿Puedo? ─preguntó mientras se sacudía las manos para deshacerse del polvo que se había adherido a su piel.

La Belle Époque || Taste (+18) || Minsung|HanKnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora