Lee jamás había vivido un ataque de ansiedad de primera mano, pero podía sentir la desesperación que este provocaba en el rostro de su amante. No sabía cómo intervenir, y eso solo empeoraba su inquietud.
Por otro lado, era la primera vez que Jisung sufría un episodio frente a otra persona. Cuando él estaba solo, simplemente esperaba a que este se pasase. Solían durar unos minutos que, a pesar de ser angustiosos, eran breves. Pero la presencia de Minho estaba haciendo que fuese imposible controlar su arrítmico respirar.
No quería preocuparle, ni tampoco que le viese en ese lamentable estado, por lo que concentrarse en su propio bienestar resultaba una tarea ardua. Tan absorto en ello se encontraba que apenas se dio cuenta de que estaba palideciendo.
Ante aquel detonante, Minho intentó ayudar. No podía seguir de brazos cruzados mientras Jisung se desmoronaba frente a él. Se acercó muy despacio a su tintineante cuerpo e intentó calmarle sobando su espalda. Pero solo consiguió que el más pequeño se asustase.
Idiota. Se regañó.
Debía pensar rápido, y la única idea que se instauró en su nublada mente fue guiar la respiración del chiquillo. Llevó una de las temblorosas manos de Jisung hacia su tórax y comenzó a tomar bocanas de aire a un ritmo constante.
Aquello pareció surtir efecto, pues en cuestión de segundos Jisung se forzó a imitarle. Poco a poco, terminó por calmarse.
A pesar de que los temblores no cesaban, ya respiraba con normalidad. Su puño se aflojó, dejando libre la prenda que arrugaba bajo este. Enseguida buscó a Minho con la mirada, sorprendido por el efecto anestésico que habían tenido sus actos.
Al hacer coincidir sus ojos, el moreno le regaló una sonrisa tan cálida que todo pareció volver a la tranquilidad.
Permitió que Minho le consintiese hasta que su cuerpo dejó de tiritar. Le ofreció un poco de agua que bebió con gusto, ya que hiperventilar le había secado la boca.
Una vez todo regresó a la calma, se sentaron en el colchón. Minho acomodó la espalda del más pequeño contra su pecho, dejándole entre sus piernas. Sentía la imperiosa necesidad de cuidarle.
─ ¿Te encuentras mejor?
Jisung asintió con la cabeza, acurrucándose aún más entre los fuertes brazos del castaño.
─ Perdón por hacer el ridículo ─se disculpó en un tenue susurro.
─ El único ridículo he sido yo, que casi me desmayo del susto ─exageró.
─ ¿De verdad?
─ ¡Claro! ─se mofó de sí mismo, consiguiendo hacer reír al contrario─. Chico bonito... Tener ansiedad no es hacer el ridículo. Espero poder ayudar más si vuelves a tener un ataque.
─ Has ayudado mucho. Y... no quiero que pienses que soy débil.
─ ¿Cómo iba a pensar eso? Acabas de sobrevivir a una crisis de ansiedad.
─ No creo que nadie haya muerto de eso, Min...
─ Detalles ─rodó los ojos, quitándole peso al asunto─. Eres fuerte, Jisung, no te menosprecies.
─ Si fuese fuerte, podría ayudar a mi familia ─suspiró─. Los echo tanto de menos...
─ Sobre eso... Dijiste que necesitabas dinero, ¿cierto? ─Jisung asintió en respuesta─. Puedo prestarte lo que necesites para pagar la deuda que tengas. No quiero que te hagan daño a ti también.
─ No puedo aceptarlo, Min. Por favor, no te envuelvas en todo esto ─entrelazó los dedos de sus manos, buscando el apoyo que necesitaba para poder hablar del tema─. Ponerte a ti en peligro es lo último que quiero, me alejaré de ti si hace falta. Tengo que protegerte.
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La Belle Époque || Taste (+18) || Minsung|HanKnow
Fanfiction1969. París, Francia. Dos chicos se ganan la vida bailando y vendiendo sus cuerpos en el más famoso cabaret de un tétrico barrio de París. Ambos famosos por sus rasgos orientales en una Europa aún afectada por la guerra, compiten por ser el más po...