ⅩⅣ

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Ese día, el cabaret se mantuvo cerrado por motivo de luto. Casi todos aprovecharon para descansar.

Pero el insomnio perseguía a un deprimido Félix, quien buscó a Jeongin en su cuarto ansiando algo de compañía. Se cubrió desde la cabeza con una cobija y arrastró los pies hasta llegar a su destino.

─ Te puedes quedar si quieres, pero Hyunjin está ocupando toda la cama.

Félix se asomó con curiosidad al cuarto de su amigo. En efecto, encontró una larga y oscura melena asomando entre el revoltijo de sábanas y almohadas.

Sabía que Hyunjin era muy cercano a Changbin, por lo que prefirió darles privacidad. No quería incomodar al mayor, quien supuso que estaría en las mismas condiciones que él.

─ No quiero molestar... Iré con Isao.

─ ¿Seguro? A mí no me importa. Además, tienes mala cara.

─ Es que... Changbin y yo...

─ Changbin y tú... Espera, ¡¿Changbin y tú?! ¡Traidor! ¿Cómo no me dijiste nada?

─ No, o sea, sí, quiero decir... ¡No tuve tiempo!

─ Pasamos juntos todo el día, ¿y no tuviste tiempo?

─ ¡Es que pasó ayer!

Los ojos de Félix se rompieron en pequeños cristales húmedos que pronto se deslizaron por sus mejillas. El recuerdo de lo sucedido le quemaba el alma, reviviendo el dolor que tanto le había costado apaciguar. Jeongin guardó silencio, comprendiendo al instante la situación. Se acercó a su amigo para fundirse con él en un cálido abrazo, regalándole pequeñas caricias en la cabeza por encima de aquella cobija.

─ ¿Quieres hablar de ello? Te prepararé un té, ¿sí?

─ ¿Y Hyunjin?

─ Ah, él sí que es un traidor. Se quedó dormido nada más llegar. Y encima me tiró de la cama.

Félix no pudo evitar sonreír por lo divertida que le parecía la situación. Jeongin era muy dramático a veces, y eso siempre le hacía gracia. Se separó un poco del abrazo para asentir a su propuesta con un leve movimiento de cabeza.

─ Vamos a por ese té.

En la cocina no había nadie, lo cual no era de extrañar dadas las horas que eran. Félix aprovechó la privacidad que allí tenían para relatarle lo sucedido al más pequeño.

─ Ya sabes que él siempre me había parecido tierno y lindo, o sea, ¿viste esos brazos?

─ Siempre hablas de sus brazos.

─ Es que... Tremendos bíceps.

─ La verdad.

─ Bueno, pues como te decía, al final nos besamos.

El tono del rubio era más animado, ilusionado, como si esa historia de amor tan breve fuese a continuar. Además, el menor se había emocionado con el relato como si de un fanático de la pareja se tratase. Aunque bien sabían que eso no sería posible, no ahora que el otro protagonista se había marchado para siempre.

Al relatarle los sucesos a Jeongin, Félix recordó la conversación que mantuvo con Changbin. Esto hizo que el nudo de su corazón se aflojase mínimamente. Changbin no querría que él estuviese triste por su muerte. Sabía que allí donde estuviera, hallaría la felicidad. Por eso, debía ser fuerte. Evidentemente, tendría un periodo de duelo que le costaría superar, pero en algún momento el recuerdo del moreno le generaría calidez y felicidad, no habría rastro de tristeza.

Los dos amigos parlotearon durante una larga hora que sirvió como terapia para el rubio. Se sentía mucho mejor tras haberse desahogado.

─ ...Y me metí en la bañera con mi hermano pequeño, pero el muy cochino se hizo caca... Flotaba. Aún tengo pesadillas.

La Belle Époque || Taste (+18) || Minsung|HanKnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora