Minho estaba en completo estado de shock. La fuerza se le escapó del cuerpo como un suspiro y cayó de rodillas al suelo. Solo podía escuchar el llanto de la madame, y lo único que sus ojos veían era cómo cubrían el pálido cuerpo de su mejor amigo con una sábana.
Le costó unos segundos reaccionar, pero en cuanto sus músculos obedecieron a lo que su cabeza gritaba, corrió hacia el inerte cadáver de Changbin. Apartó a un policía de un empujón y tiró de la tela que le tapaba para poder comprobar con sus propios ojos que, en efecto, estaba muerto. Y lo que encontró le revolvió el estómago.
Su mejor amigo tenía el pecho lleno de puñaladas. Todas sus articulaciones parecían estar rígidas y su rostro dibujaba una mueca de puro dolor. Además, tenía moretones por todo el cuerpo.
Minho, con el corazón encogido por aquella imagen tan escabrosa, acarició el rostro de Changbin. Estaba completamente helado y empapado.
De repente, unas manos agarraron sus muñecas y tiraron de él. Los policías le alertaban de que no debía tocar el cuerpo o lo contaminaría, y lo encerraron en uno de los coches de policía alegando que era por su propia seguridad.
Cuando salió de la conmoción en la que se hallaba, se dio cuenta de que la madame se había subido al coche y un policía conducía, hablando con la mujer que aún se sorbía la nariz a causa del llanto. Escuchó de refilón cómo le explicaban a la madame que lo más probable era que Changbin anduviese en trifulcas de drogadictos, y que por ello le habrían asesinado y posteriormente tirado al río Sena. Un ajuste de cuentas.
Minho se llevó las manos a las orejas para cubrirlas. No quería escuchar eso, aún no se creía que su único y mejor amigo se hubiera marchado para siempre. Le era imposible asimilar que este le había dejado solo tras tantos años de experiencias vividas juntos. Eso no podía ser cierto, debía estar soñando.
Mas el automóvil frenó de golpe, sacándole de su ensoñación. Se encontraban frente al cabaret, por lo que Minho bajó del auto moviéndose por inercia. Su mirada estaba totalmente perdida. Ya nada iba a ser igual, toda su realidad acababa de cambiar drásticamente.
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Jisung había despertado muy animado ese día. Su herida lucía en muy buen estado, y solo faltaba un día para poder deshacerse de esos dichosos puntos que le privaban de poder trabajar.
Distraído, desayunó algo ligero. Se tomó un té para espabilarse un mínimo, pero de repente un par de chicos entraron a la cocina murmurando que algo que llamó su atención.
─ Dicen que Changbin no ha vuelto, ¿tú crees que estará bien?
─ Espero que sí, aunque la madame ha salido a buscarle.
─ Si ha salido, debe de estar preocupada...
Jisung puso los ojos en blanco, imaginándose que el chico habría salido a beber con algún cliente o algo parecido. Ese tipo era lo suficientemente mayor como para cuidar de sí mismo, no creía que nada malo le sucediese.
De repente, se escuchó cómo la puerta de entrada se abría. Y pronto se formó un gran jaleo en el piso de abajo. Parecía que la madame acababa de llegar.
La curiosidad le pudo, por lo que bajó. Quería asegurarse de que todo estaba bien. Pero enseguida llegó a sus oídos la triste noticia. Habían asesinado a Changbin.
Muchos chicos estaban alzando sus voces, haciendo preguntas confusas y llenas de terror; otros parecían tristes, afectados, e incluso pudo escuchar el llanto de alguien.
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La Belle Époque || Taste (+18) || Minsung|HanKnow
Fanfiction1969. París, Francia. Dos chicos se ganan la vida bailando y vendiendo sus cuerpos en el más famoso cabaret de un tétrico barrio de París. Ambos famosos por sus rasgos orientales en una Europa aún afectada por la guerra, compiten por ser el más po...