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─ No, este tampoco me gusta ─se quejó Han.

─ ¿Estás intentando joderme? ─le encaró la madame.

Aquella misma noche, el de mechones azabaches se había dedicado a declinar a varios clientes. Si su jefa quería deshacerse de él, le daría motivos para haber tomado dicha decisión.

─ Es que es muy feo ─dijo sin tapujos.

─ Es el tercero que rechazas hoy, ¿de qué vas? ─escupió la mujer.

─ Ponme con alguien que merezca la pena, no sé.

─ Pasar tanto tiempo con Minho te está pudriendo el cerebro. Cuando llegaste aquí no eras tan altivo.

El desafiante gesto de Jisung cambió a una expresión sorprendida al escuchar tal acusación. De repente, todo tuvo sentido. Los desprecios que esa mujer le había dedicado comenzaron cuando mostró su amistad con Lee en público.

La madame siempre buscaba maneras para hundir a su perla negra, para mantenerlo atado a una vida que ella misma le había impuesto. Porque podía permitirse perder a cualquiera, pero no a Lee Minho. Y destruirlo emocionalmente era la manera más eficaz de asegurarse de que jamás tendría las fuerzas suficientes como para rebelarse contra ella.

Jisung era un simple estorbo y alejarle de él era lo más favorable para que Minho no dejase de ser una máquina de crear dinero.

─ ¿Sabes? Estoy cansado. Me voy a dormir.

─ Isao, vuelve aquí ahora mismo. ¡Isao!

El muchacho ignoró las órdenes de la infame señora. En su defecto, se apresuró en subir hasta el último piso para esperar a que su amante finalizase la jornada y así poder descansar junto a él.

Tomó asiento sobre el entarimado, se acomodó abrazado sus rodillas y apoyó la cabeza sobre estas.

En ese pequeño refugio, intentó organizar sus enredados pensamientos. Estaba librando una batalla que ya había perdido desde un principio. Por eso, decidió rendirse ante el destino que habían trazado para él.

Necesitaba proteger a Minho, no podía permitir que este sufriese más por los caprichos de una mujer obsesionada con su riqueza. Tenía que marcharse antes de que aquella psicópata intentase hacerle daño.

Pero no se iría sin haber sido completamente honesto con él. Y, aun cuando sus piernas flaqueaban ante esa idea, se armaría de valor para poder sincerarse.

~~~

Lee se despidió de su último cliente con elegancia, en contraste con el contexto tan explícito de aquel cuarto iluminado con bombillas rojizas. Su momento favorito del día estaba por llegar.

Adoraba tomar largos baños calientes junto a Jisung. Aquella era una sensación tan única que podría considerarla su propio éxtasis. A pesar del delicado humor de su amante, no habían perdido la costumbre de dormir juntos. Y, en parte, eso ayudaba a que su relación no se viese tan afectada.

No esperó encontrarse una revoltosa melena delante de su puerta. Se agachó frente a él para acariciar su espalda cariñosamente.

─ ¿Hoy acabaste pronto?

─ Min... ─respondió Han algo adormilado─. Sí, estaba un poco cansado.

─ Puedes esperar en la cama mientras lleno la bañera, ¿te parece bien?

El mayor ofreció sus manos para que el contrario se levantase. Él no dudó en tomarlas, impulsándose con su ayuda para ponerse en pie.

En apenas unos minutos, el baño se llenó de vapores aromáticos que provenían de las sales de baño que Minho había preparado. Jisung y él se desnudaron mientras se regalaban ínfimas caricias y castos besos exentos de cualquier lujuria. Aquella relación que hubo comenzado por una mera atracción sexual había metamorfoseado en un afecto de lo más honesto.

La Belle Époque || Taste (+18) || Minsung|HanKnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora