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Capítulo 20. Mitsuki.

Mei se sentó en forma de indio mientras dejaba el ramo de girasoles en la tumba de aquella persona que más admiraba en toda la leyenda ninja. —Ojisan, hoy te traje girasoles—. Dijo con una sonrisa. —La verdad no sé si es tu favorita, mi papá no me habla mucho sobre lo que te gustaba. Pero los girasoles simbolizan el amor y la admiración. Y yo realmente te admiro, también te amo mucho, ojisan. Mi papá me dijo que tú lo protegiste desde las sombras y también a la aldea, pero yo pienso que tu corazón era la verdadera luz. Tú lo amabas, y amabas la aldea. Sé que no me concierne preguntártelo, pero ¿cómo pudiste cargar con todo tú solo?

Los ojos de Mei se cristalizaron. —Yo pienso que eres un héroe. 

—¡Mei-chan! —. Mei dio un salto en su lugar, se giró a mirarlos. Inojin tenía un pollito en uno de sus hombros, mientras que Shikadai solo la miraba desde lo lejos. 

—Volveré pronto, ojisan—. Y se levantó para caminar tranquilamente hasta donde se encontraban. Acarició con su dedo el pollito. —Es realmente tierno. ¿Lo adoptaste?

—Más bien, me adoptó a mí. Piensa que soy su madre—. Se quejó Inojin. 

—¿Visitabas a tu tío? —. Preguntó Shikadai. 

Mei asintió para luego alejarse un poco estornudando. —Sí, la flor tenía un significado muy bonito y quise traérsela, pero me da alergias. 

—Sí, los girasoles tienen mucho polen—. Dijo Inojin. —Es realmente curioso que te interese el significado de las flores. 

—Me haré cargo de que todas las flores que le deje sean con el significado más lindo que puedan existir—. Dijo con un puño en alto y sus ojos brillando. 

🍥🍥🍥

Realmente odiaba los turnos nocturnos, le era imposible jugar videojuegos con Shikadai que frecuentaban cada noche para luego quedar dormidos. Habían conseguido una forma de seguir juntos, a pesar de las constantes misiones. Su misión era simple, vigilar la entrada de la aldea. Sin embargo, a pesar de relevar a quiénes tendrían allí toda la tarde, no se encontró con nadie en sus posiciones. 

—¿Hola? —. Preguntó confundida, pudo sentir chakras cercanos, así que cuando notó los chunin que habían sido derrotados, hizo los primeros clones para llevarlos al hospital, y uno de ellos avisó al Hokage. 

Un chakra conocido estaba acercándose, sin embargo, no era el único. Decidió ocultarse, de tal forma que cuando los enemigos volvieron para asegurarse de que las personas estaban muertas, no se encontraron con nada. Mitsuki logró percibirla, y automáticamente lo metió en un genjutsu apenas sus miradas se cruzaron. 

—¿Se puede saber que estás haciendo? —. Preguntó con los brazos cruzados. No faltaría mucho para que Sai apareciese, así que no tenían mucho tiempo. 

Mitsuki pareció sorprendido. —¿Mei? —. Su expresión se volvió neutra. —Por favor, no interfieras.

Mei pareció algo sorprendida, ya que las personas que estaban con él realmente no parecían amigables. Aseguraba que se trataba de un secuestro. —Mitsuki... ¿estarás bien? ¿sabes lo que significa dejar la aldea así? —. Cuestionó con preocupación. Le tenía cariño al chico, después de todo, era el compañero de su hermana. 

Mitsuki le sonrió. —Es mi voluntad, Mei, por favor. 

—Cuídate mucho, si metes la pata, seré el primer escuadrón que irá a rescatarte—. Dijo dándole la espalda. Sabía que podía meterse en problemas, pero, si era su decisión, la respetaría. 

Mei Uchiha. | Shikadai Nara. EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora