29.

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Capítulo 29. Pequeña Harumi. 


Desesperación por encontrarla. 

La pequeña castaña apenas y había conocido a un Sasuke completamente lleno de odio, pero no le importaba si tan sólo podía verla una última vez. Boruto no comprendía por qué su maestro parecía buscar a alguien desde tan lejos. ¿Por qué ir a la aldea del agua en lugar de volver a casa después de haber derrotado al hombre? 

Su pregunta tuvo respuesta cuando a lo lejos, una castaña de la edad de su padre y maestro tenía el ceño fruncido mientras maldecía en voz bastante alta. —¿Quién se cree que es? ¿Sólo por ser alumno de Orochimaru? ¡Já! Una babosa tiene más encanto que ese mocoso. 

Sasuke sonrió. —¿Quién es? —. Cuestionó Boruto confundido. Nunca había conocido una expresión diferente en el rostro del hombre junto a él, pero parecía alguien muy querido. 

—Es la madre de Mei. Fue la primera vez que nos vimos—. Dijo sin apartar la mirada ni un sólo segundo.

—¿Qué le hiciste? —. Cuestionó algo asustado de la expresión molesta que mantenía la chica. 

—Verás...—. Fue interrumpido por los ojos marrones brillantes de una chica frente de ellos. Sasuke tuvo que pasar saliva por su garganta seca al ser descubierto por la castaña. Recordaba ese momento, la había subestimado, la niña sólo lo había curado al verlo tan herido luego de uno de sus entrenamientos. Ella lo había golpeado tan fuerte por su forma de tratarla que aún recordaba ese dolor en la costilla durante todo el mes. 

—Estoy cansada de los sujetos que aparecen de la nada con una capa y su cara de estreñimiento. ¿Por qué están espiándome? —. Cuestionó. 

—Claro que no—. Respondió rápidamente Boruto. —Sólo pensamos que eras otro ninja problemático que querría luchar con nosotros de la nada. Hay muchos de esos por estos lados. 

La castaña rodó los ojos. —Sí, también tengo experiencia con esa clase de ninjas. Además, son unos malagradecidos—. Su mirada se posó en la mano vendada que mantenía el rubio. —Estás herido. 

—¿Eh? No es nada, se curará... ¡Auch! —. Gritó cuando ella le quitó el vendaje, aplicando el ninjutsu médico sin quitar su mirada. —Gracias—. Dijo cuando ella le soltó la mano. 

Ella nuevamente pareció recordar algo. —Uchiha, ¿era muy difícil que ese niño idiota dijera eso? Cuando vuelva a verlo nuevamente, sanaré su costilla para luego romperlas nuevamente—. Dijo con un puño en el aire y un aura demoníaca rodeándola. Sasuke palideció. 

—Tenemos que irnos, muchas gracias—. Dijo Boruto con nerviosismo. 

La castaña asintió, su mirada se posó en el hombre nuevamente. —¿Por qué tapas tu ojo de cebolla? ¿No te gusta? —. Preguntó. —¿Eres una especie de Emo? Quizás por eso es el cabello largo.

—Preguntas mucho—. Murmuró Sasuke. —No deberías hablar con extraños con tanta libertad. 

La castaña le sonrió. —Sí, es cierto. Pero... ¿quiere que le corte el cabello, señor? —. Dijo con una tijera en sus manos que Boruto habría jurado que antes no estaba allí. —Si me deja cortarle el cabello, seré tan amargada como usted con los extraños. 

Sasuke accedió. La castaña comenzó a cortarle el cabello rebelde al tiempo que Sasuke tenía un dejavú, aunque lo negara siempre de joven, él se dejó crecer el cabello para que la única persona que se lo cortase fuera Harumi, y lo mantuvo así en su honor. —Ya está, ahora si está guapo, señor—. Ella comenzó a toser. —Lo siento, debo volver a casa. 

Mei Uchiha. | Shikadai Nara. EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora