12.

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Capítulo 12. Misiones. 


Mei hizo una maniobra mientras intentaba esquivar los cañones de agua que su enemigo le lanzaba. Había esquivado innumerables prisiones de agua donde uno de sus compañeros había caído. No sólo tenía que pensar por ella misma, sino también una forma de que el chico no saliera herido.   —¡Ya me tienes harta! ¡Chidori!—. Apareció frente al original que tenía atrapado a su compañero, atacándolo directamente al estómago. 

Cargó al chico, y se alejó rápidamente para inspeccionar que se encontrara bien. Apenas era uno de los enemigos, podía sentir el chakra de otros dos que estaban un poco alejados. Quizás, intentando buscar un punto débil. —Kenzo, ¿puedes...? 

Frunció el ceño al notar que su compañero había huido cual cobarde con el pergamino. Hizo el sello para crear dos clones de sombra, utilizando el shunshin no jutsu con ellos para atacar al enemigo de sorpresa y que saliera de su escondite. —Estilo de fuego: jutsu gran bola de fuego. 

En la apertura que había creado entre los dos árboles pudo divisar a uno de sus clones con el segundo enemigo, mientras tanto el otro había desaparecido al fracasar atrapando al tercero. —Que tenemos aquí, un ninja de la hoja—. Mei lo analizó, si había logrado divisar a su clon con su shunshin no jutsu, era al menos un ninja de un rango más alto. Quizás, en aquella misión, se encontraba con el líder que intentaba quitarle el pergamino. —Es algo descortés atacar a tu enemigo por sorpresa, ¿no crees? Me gustan las peleas justas.

—¿Crees que es justo enviar a morir a uno de tus hombres mientras estás escondido? No eres más que un cobarde. 

—Fue mi error, pensé que la aldea de la hoja seguía su estricto código de no matar a nadie, supongo que siempre existe un rebelde en el grupo. Ahora, sé una linda chica, y entrégame el pergamino que va a la arena o tendré que matarte. 

Mei sonrió de lado activando su sharingan. —¿Por qué no te acercas a buscarlo por ti mismo?

El hombre cerró sus ojos rápidamente, pero enseguida se encontró en un ambiente rojizo. La chica había conseguido meterlo en un genjutsu, donde millones de clones de la chica lo rodearon apuntándolo con un kunai. —Esto será divertido—. Murmuró ella para luego clavarle uno por uno, el hombre comenzó a gritar de dolor. 

Hizo otros clones para ayudarle a cargar a los tres hombres, el que había recibido su chidori aún seguía vivo, ya que se había asegurado de no darle en un punto crítico, sin embargo, si no lo curaban, el hombre realmente moriría, uno estaba noqueado y el otro no podría despertar al menos en un mes por el genjutsu. Pudo divisar que sus bandanas pertenecían a la aldea de la nube lo cual logró confundirla. ¿Por qué estaban interesados en ese pergamino?

En la entrada de la arena pudo divisar a su compañero caminando de un lado a otro nervioso, una gota de sudor apareció en su frente. ¿Cómo Kenzo se había vuelto chunin? ¿Quizás lo habían aprobado por pena de tantos exámenes que hizo? Negó con decepción, y pensar que era una misión de rango B. 


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Entregó el informe de la misión al Hokage quien le indicó dónde dejarlo, al salir se encontró con Kenzo del otro lado de la puerta con las manos en los bolsillos. —Te agradezco no mencionar sobre lo que pasó en la misión, lamento dejarte sola.

—Kenzo, al segundo que te dejaste atrapar, te convertiste en un estorbo. Vuelves a hacerlo, y dejaré que te maten. 

—Es algo cruel, ¿no lo crees, Mei-chan? —. Preguntó Moegi con un pergamino en sus manos, le ponía nerviosa el aura oscura que parecía tener la pelinegra, suponía que había sido una misión difícil. El chunin se alejó con nerviosismo murmurando un "no volverá a pasar", huyendo de ella. —Se pueden cometer errores algunas veces.

Mei Uchiha. | Shikadai Nara. EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora