Mei Uchiha. | Shikadai Nara. EN EDICIÓN.

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Capítulo 23. Aldea de la Roca.

De nuevo estaban haciendo guardia alrededor de Boruto mientras este seguía inconsciente. —¿Qué quieres hacer? ¿Deberíamos volver o seguir adelante? —. Le preguntó Shikadai agachado a su lado. 

—Yo... no quiero abandonarlo—. Murmuró Mei mirando fijamente a Boruto. —Lo hubiese matado si realmente quería traicionarnos. Él solo quiere respuestas. 

Shikadai frotó su rostro con sus manos en un gesto de frustración. —El gesto de la serpiente me hizo pensar que era inocente, incluso eso le salvó la vida al guardia. 

—Pero el propio Mitsuki dijo que era su voluntad irse con el enemigo—. Dijo Sarada llegando juntos a ellos. —Quizás deberíamos regresar a la aldea. 

—¿Eh? ¿A informar todo sabiendo que nos castigarán? —. Preguntó Shikadai. 

—¿Acaso hay otra cosa que podamos hacer?

—Sí, tienes razón, como genin es lo que deberían hacer. Pero como yo no lo soy, creo que es mejor ir al país de la tierra—. Mei se cruzó de brazos mientras se ponía de pie. —No me siento cómoda con esos desechos y lo increíblemente fuertes que son. Algo están tramando los del País de la Tierra. 

—Mei, derrotaron a los jounin de Konoha. Ni siquiera tú tienes el nivel suficiente. 

Shikadai se puso de pie. —Usaron la violencia sin dudarlo en esta época de paz, no sé cuál es su objetivo, pero somos los que estamos más cerca de la verdad. 

—Tiene logi...—. Sarada fue interrumpida por el grito de Inojin. Mei sacó su arma, corriendo directamente a atacar. 

—Cuida de Boruto—. Ordenó Shikadai a Sarada mientras seguía a Mei. —¿Dónde está Inojin?

Chouchou señaló entre los arbustos. —Por allí.

—¡Ayuda! —. Mei se quedó perpleja en su lugar al ver lo que estaba pasando. Shikadai y Chouchou llegaron tiempo después cambiando su expresión a una confundida. Había un pequeño desecho intentando tocar a Inojin. —¡No me suelta! —. Se quejó Inojin. —¡Oye, suéltame! 

Mei sonrió. —No quiere hacerte daño.

Inojin lo tomó de la mano para ir donde se encontraban Sarada y Boruto. Este se quedó perpleja al notar que el pequeño estaba tranquilo. —¿Así eran los Desechos?

—Al fin se separó de mí. Acabemos con él de una vez. No me tranquilizaré mientras esté a mi lado. 

Mei se agachó mirándolo fijamente. El pequeño desecho la miraba ajeno a lo que estaba pasando a su alrededor. —Eres una cosita fea muy tierna—. Dijo con una sonrisa, el pequeño desecho ladeó su cabeza confundido.

—¿Estás ciega? ¡Mira ese rostro vacío! No tiene nada de adorable. 

 Mei se puso de pie, para mirar a Shikadai. —Opto por que nos acompañe. 

—¿Tú también, Shikadai? Es un enemigo—. Comenzó a señalarlo mientras el pequeño desecho daba saltitos en su lugar. 

—Este es pequeño, pero vimos a unos más grandes y con la fuerza de un shinobi. Si los están creando en masa, representarán un inconveniente. Prefiero tener pruebas. 

—Puede que ahora no nos ataque, pero existe la posibilidad de que se descontrole más tarde—. Dijo Sarada. El pequeño desecho comenzaba a correr de un lado a otro.