~Caricia V~

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- ¡Que empiece el show de nuestra especial joya, Esmeralda!- Grito la mujer alegre pero con un toque de enojo que nadie pudo notar, dejando el micro en el piso en una esquina para que no molestára a nadie. Unos pasos lentos chocaban contra el piso que hacían resonar en todas las paredes del bar y todos miraron hacia el pecoso quien se mantenía relajado pero con una cara un poco tensa al sentir todas las miradas en su persona.- Todo depende de ti, Izuku.~- Le murmuró la mujer en el oído con una pequeña amenaza en sus palabras, el pecoso asintió y siguió caminando hacia el centro del escenario.

Al llegar al centro del escenario, el pecoso se acercó a una barra de pol-dance, miro a todos los clientes pero su mirada se clavó en el cenizo quien le sonrió con soberbia y con lascivia en esa sonrisa enseñando eso lindo dientes blancos acompañados de unos colmillos, el peliverde se sonrojo de manera leve y se acomodó en la barra sujetándose de ella para trepar y hacer un par de acrobacias. 

Su pequeño cuerpo dejaba a la vista las zonas más erógenas y atrayentes para los hombres del lugar, cada postura que hacía dejaba a la vista su cuerpo lleno de pecas que parecía un conjunto de constelaciones llamando la atención y solo se dedicaba a regalar sonrisas y miradas lascivas, para provocarlos y los podía ver como pedían más tragos. 

- ¡Como te mueves Esmeralda!- Grito un hombre mientras tiraba un par de billetes los cuales quedaban en el piso a los pies del pecoso, quien bajo un poco de la barra y se agacho un poco mostrando su trasero y sonrió de lado, colocándose los billetes en su trasero.

El cenizo seguía todas las acciones del pecoso con su mirada carmín llena de atracción sexual y no se perdió de cada baile, cada caricia que repartía por su cuerpo de manera erótica, de la manera en la que movía sus caderas y las contoneaba para provocarlos, cada mirada que regalaba, las sonrisas de lado que les otorgaba de manera sensual sin detener sus movimientos lentos pero eróticos a la vez.

...

Izuku se dejaba llevar por la música, la cual solía escuchar todos los días por la mañana y por la noche mientras estudiaba y dejaba que su cuerpo se moviera de manera libre en su habitación.

Con cada nota de la música su cuerpo danzaba de manera lenta, sensual y erótica, los poros de su piel cada uno soltaba puro deseo y erotismo, las miradas de las personas del bar se posaban en su piel, no sentía nervios solo placer por las miradas. 

En su mente solo se imaginaba que estaba en su pequeña habitación mientras danzaba y dejando que la música guiara sus movimientos y los latidos de su corazón, los cuales eran irregulares pero demasiando rápidos. 

Pero en cambio una mirada le provocaba de una cierta manera que se dejó llevar, camino en dirección hacia el rubio cenizo bajo la atenta mirada del pelirrojo y de su jefa, se acercó al cenizo.

Esmeralda se subió a su regazo moviendo sus caderas de manera lenta en la entrepierna del mayor escuchando un leve gruñido, podía sentir como la erección del rubio empezaba a despertar y sonrió de lado besando su mejilla y lamiendo un poco la oreja, vio de reojo como el rubio controlaba sus manos para no tomarlo de la cintura y le sorprendió eso.

El pecoso se bajó del regazo caminando de manera lenta mientras contoneaba sus caderas y se dirigía al centro del escenario terminando su show.

La mujer camino al centro del escenario y se paró tomando el micro.- Veo que hay muchos ojos interesados en Esmeralda, la joya hermosa y valiosa del bar.- Dijo la mujer mientras miraba al peliverde quien tembló de manera interna al ver esa mirada encima de él.- Pero no me llega con él para hacer unas gestiones.- Dijo ella mientras caminaba y hacia una seña para que entraran las demás joyas.- ¡Subastare a todas mis joyas!- Chillo feliz la mujer observando a varios de los hombres los cuales aplaudieron y lanzaron silbidos.

Los pequeños "conejitos" tragaron saliva y se miraron entre sí, lanzándose miradas de comprensión y de compasión, alguno que otro temblaba y era calmado por el peliverde quien lo abrazaba.- Tranquilo ámbar.- Le susurro el pecoso mientras trataba de calmarse así mismo con ayuda del menor.

- N-no quiero ser alejado de ti.- Dijo el menor mientras temblaba y escondía su rostro en el cuello del pecoso.

- Tranquilo ámbar, seguro que iras a un lugar mejor que el mío.- Animo en pecoso mientras le acariciaba la cabeza y le besaba la frente.- Confía en tu corazón.- Lo abrazo y se puso en su lugar.

La mujer se giró y miro a todos y sonrió.- ¡Que comience la subasta con... Ámbar!- Grito la mujer a través del micrófono y vio como el menor daba un respingo en su sitio y se acercó de manera lenta. 

Los hombres miraron al menor y sonrieron y se miraron entre si.- 500 yenes.- Dijo un hombre de tez pálida mientras alzaba la mano y bebía de su copa. 

- 600 yenes.- Dijo otro moreno mientras veía al menor y sonreía. 

- ¡100.000 yenes!- Grito otro mientras se levantaba y miraba a la mujer y luego a menor.

Hubo un largo silencio y la mujer relamió los labios.- 100.000 a la una, 100.000 a las dos...- El silencio se hacía aún más fuerte y se miraban entre si.- 100.000 yenes a las tres, adjudicado al hombre moreno.- Nemuri miro al hombre como se acercaba y le daba el dinero en mano.- Ámbar vete con ese hombre.- La mujer lo empujo de manera leve y el menor tembló cuando fue tomado de la mano y sacado del bar, Izuku al verlo suspiro de manera triste y miro a su jefa.

ºº Jamás me imagine que Nemuri-san nos venda de esta manera.ºº- Pensó el menor mientras miraba a la mujer y apartaba la mirada hacia el rubio cenizo quien sonrió.







Caress SellerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora