~Caricia XXII~

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Los rayos del sol del amanecer se hacían presentes en la ciudad de Tokio, iluminando de manera hermosa las calles con colores anaranjados con rojizo, una combinación de lo mas hermosa que los ojos de las personas pueden contemplar todos los días en los días soleado además de templar el ambiente del lugar, dejándolo de los mas tibio y cálido, las personas de las calles salían de sus moradas para ir al trabajo, las personas que tenían que abrir las tiendas y algún que otro estudiante que tenia que ir a la universidad o a las escuelas. 

Pero en la oscuridad, en la cual los rayos del sol no podían dar, en uno de los callejones más alejado del centro de Tokio, un grupo de varias personas con traje negro y corbatas de colores rojos y negros preparaban todo lo necesario para la misión que se les fue encargada por su segundo líder. 

Pasos calmados se escuchaban, junto con algunos murmullos de las personas que pedían algunas armas a las demás personas para estar protegidos por si sucedía algo. 

- Dabi.- Llamo una rubia de ojos carmesí con dos coletas en ambos lados de la cabeza de manera alegre con su sonrisa que da escalofríos dejando a la vista sus dos colmillos mientras se acercaba a pasos lentos mirando a Dabi.- Ya tenemos todo lo necesario para la misión, que nos encargaste ayer en la noche.- Informo Toga de manera seria mirando a alguna de las personas las cuales tenían todo lo necesario.

Buscó en su bolsillo trasero las llaves de uno de los coches que ella tenía a su cargo y se las entrego al moreno. - Las armas también fueron entregadas a tus hombres por si acaso las cosas empeoran.- Toga miro al moreno y le regalo una sonrisa sincera.

- Me alegra escuchar eso.-Dijo el moreno con una sonrisa leve mientras guardaba la llave que le entrego la rubia en su bolsillo trasero del pantalón.- Ya pueden empezar con el juego, no bajen la guardia en ningún momento.- Dijo de manera seria y aumento más su sonrisa al ver como la rubia asentía.

Miro a todos los miembros que estaban presentes.- Todos hagan bien sus papeles y serán recompensados en la noche.- Informo el mayor empezando a caminar hacia el coche e ir a su lugar asignado en la misión. 

...

Todos los miembros de la misión se posicionaron en los respectivos papeles, algunos vigilaban las entradas, otros informaban al líder y otros se preparaban por si tenían que matar a alguien que atentara contra la misión.

Toga y Twice se miraron entre sí y se rieron con maldad mientras se dirigían al hospital con ropas que robaron de allí en la sala de la limpieza, y de manera discreta se las colocaron para hacer creer a los funcionarios que eran médicos y a los guardias de seguridad que eran empleados del lugar.

Caminaron hacia la recepción, saludando a varias enfermeras para mimetizarse y buscaron en los informes el numero de la habitación de la peliverde.

Al tener la información de la habitación y del estado de la mujer caminaron hacia el cuarto de Inko, entraron en ella sin hacer mucho ruido.

Pudieron ver a la peliverde con los ojos cerrados, piel pálida marcando las venas de su cuerpo, los labios pálidos sin color y enchufada a unas cuantas maquinas una de respiración, otra para el pulso vital y una vía con suero por el cual se alimentaba, buscaron en la tabla que tenía colocada en los pies de la cama y localizaron el teléfono del chico.

Ambos al ver a la peliverde, se sintieron mal, pero tenían que cumplir la misión aunque la culpa les invadiera.

- Tenemos el número del chico.- Dijo la rubia con la voz algo débil ya que aguantaba las ganas de llorar mientras apuntaba el numero en una de sus libretas, miro a la peliverde con pena y salió de la habitación limpiando sus ojos y soltando un suspiro de manera débil.- Twice, busca un sedante y estate listo.- Le dijo Toga en una orden de manera tranquila pero con algo de pena en la voz.

- Si Toga.- Contesto Twice de manera tranquila y salió detrás de ella con una sonrisa caminando por todo el hospital buscando el sedante, pero la culpa lo invadió y no sabia si hacerlo o jugarse la vida.

Toga saco su teléfono y marco el numero del peliverde, espero a que los tres tonos sonara y fue cogido de manera lenta y calmada.

- Hola buenas días, soy la enfermera que cuida de su madre.- Dijo la rubia hablando de manera suave a través de la linea.- Perdón por molestar pero le informo que su madre esta empeorando con el paso del tiempo de una manera rápida que nos sorprende a todos los docentes del hospital.- Dramatizo un poco los detalles para hacer creíble todo.- Necesitamos que acuda rápido al hospital para explicarle lo que sucederá a partir de ahora con el tratamiento para su madre.- Dijo Toga de manera profesional pero se sentía mal por el chico, ya que pudo escuchar un pequeño jadeo de la sorpresa acompañado de un sollozo.

- S-si enseguida voy, deme 5 minutos y ya estoy allí.- Contesto en el otro lado una voz suave pero preocupada, colgando la llamada en el proceso. 

Toga al sentir que la llamada fue cortada, suspiro de manera lenta, seco las lagrimas que amenazaban con salir en cualquier momento y guardo el aparato en su pantalón con algo de brusquedad, miro a ambos lados del pasillo por si venia alguien y la pudiera ver, entro a la habitación de la mujer y se sentó en una de las sillas esperando la llegada del chico.

Por otro lado Dabi esperaba en la parte de atrás del hospital con el motor del coche apagado esperando a los otros dos llegar con el peliverde, tenían una cuenta pendiente con el padre del chico, pero se habían enterado de que el hombre se largo dejando solos a su mujer e hijo, que no pensó en las consecuencias que les llevaría.



Caress SellerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora