Prólogo; Dinastía Raxton.

3.9K 183 48
                                    

Cuando tenía seis años, solía mirar al cielo y observaba las estrellas extenderse a lo largo y ancho del cielo, alzaba las manos con entusiasmo e imaginaba que algún día sería capaz de tocarlas…

Mi familia solía decir que nuestra fortuna nos llevaba hasta el cielo, y yo, como un tonto, o quizá, con la inocencia de un niño, lo creí.

Cuatro años después, descubrí que a lo que mi familia se refería no era más que una metáfora; una metáfora del poder y el dominio.

Llore, claro, mi sueño era tocar las estrellas, no convertirme en la sombra de mi hermano mayor.

Dinero. Poder. Riqueza.

Son tres simples palabras que definen a la perfección nuestra dinastía; la mas antigua de todas.

Nuestro lema; "La prueba suprema de la virtud, consiste en poseer un poder ilimitado sin abusar de él".

Mi familia conoce a la perfección la importancia de no dejarse engullir por el poder, es algo que se nos enseña desde niños, desde que tenemos el poder de la razón.

Y también se nos enseña que a cambio de ese poder, debemos sufrir…

Se nos muestra el infierno en vida y un mundo de desesperación, para que cuando tengamos poder en sus manos, se nos sea más fácil el razonamiento empático; "Pues aquel que no ha visto los horrores de una guerra, no será capaz de pensar en la paz".

Así que para tener poder, debía sufrir.

Sufrí como mi hermano, mi padre, mi abuelo y todos aquellos que cargaron con el apellido Raxton, sufrí miseria, sufrí dolor, sufrí horrores inimaginables con el único propósito de volverme digno y de llevar el legado de una dinastía milenaria destinada a gobernar la manada Nyx durante miles de años más.

Otros alfas de manada suelen preguntarnos; "¿Cómo es que su dinastía no se pierde?"

Y yo respondo; “Protocolos”. Pero nadie lo cree.

Creen en leyendas dicen que el primer Raxton comparte sangre con la diosa de la luna. También creen cuando otros dicen que ese mismo hombre fue elegido por la diosa para llevar la sangre de la luna y que por ello la dinastía Raxton ha sobrevivido tantos siglos.

¿Yo? Yo pienso que es una tontería; ninguna diosa nos eligió para llevar su sangre, tampoco es una bendición, de hecho, todo lo contrario. Es una maldición que corre por nuestras venas.

La desesperación, la impotencia; todo lo que conlleva la sangre de la luna es una tortura…

Más cuando se llega a la completa edad de maduración; el momento de nuestra transformación, cuando conocemos a nuestro lobo, aquel que prevaleció dormido por dieciocho años.

Para muchos es un encuentro emotivo, hermoso, como si la parte que necesitabas para completarse, ya estuviese allí; a tu lado, susurrando tranquilamente que estará allí para ayudarte.

Pero para otros, como nosotros, puede ser una tortura; nuestro linaje y poder, levan un alto precio, un terrible costo que nos hace desear jamás haber nacido.

Ese… Monstruo, ese animal, ese lobo es la encarnación del odio y la ira. Recuerdo que el día de mi transformación, me desmaye mientras mis huesos crujían y sufría de un dolor inimaginable.

En cuanto recobre conciencia, estaba dentro de una tina con agua y hielo, mi cuerpo hervía en fiebre, y la terrible e incesante voz en mi cabeza susurraba horrores difíciles de creer.

La ira que llevaba encerrada quería consumirme y volverme loco, yo no estaba preparado para algo así, ocho años de entrenamiento para ese momento no fueron suficientes, e incluso si tenía una eternidad para prepararme, no hubiese sido suficiente.

Punto De Quiebre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora