Capitulo 45. Culpable e inocente a la vez.

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[Bam]

Cerro la puerta de su camioneta con cierta molestia, sosteniendo una chamarra de cuero en su brazo izquierdo y una bolsa con comida y víveres en la otra. Avanza a paso pesado hacia la entrada del hospital de la base militar, donde se encuentra su compañero herido.

Intenta concentrarse, pero le parece difícil, todo, TODO a su alrededor parece distante, monótono, sin importancia. Su mente sigue sumida en un simple recuerdo; unas cuantas palabras; “No fui yo”

Tres simples palabras que siente que le perforan la cabeza apuñalando su sentido de culpa, misma que no debería sentir, pero, cuánto más lo piensa, más y más culpable se siente.

Trata de no prestarle atención a su propia cabeza que funciona de maneras desconocidas, que lo incitan a volverse loco y cruza la entrada del hospital, no se acerca a recepción, sabe dónde está su compañero herido y pasa de largo directamente a las escaleras para subir al segundo piso.

Pronto se irá, así que solo dará sus muestras de apoyo a Bravo, y volverá a la base dónde Fletcher ya lo espera para una reunión.
Dicha “reunión” parece ser importante, o al menos lo suficiente como para hacer que Fletcher viaje desde lejos para llegar a la nueva base en la nueva delimitación del territorio.

Busca la habitación 24 y pronto da con la habitación privada que le han asignado a su más experimentado soldado; Carter, mejor conocido como; Bravo.

Toca un par de veces con sus nudillos lastimados y amoratados y espera el “Pase” para entrar.

Cuando abre la puerta, lo primero que logra ver es a Foxtrot, en un sillón, sentado y dormido del cansancio. Está tan profundamente dormido que por su boca podrían entrar moscas y él ni lo notaría.
No muy lejos de allí también está Cherno, sosteniendo la mano de Carter, con medio cuerpo encima de la camilla, sin querer soltarlo.

Ambos lo están cuidando, incluso estando agotados por la misión, prefieren dormir incómodos, que dejarlo solo.

—Señor… —Murmuro aquel que debería estar durmiendo, ligeramente débil por la anestesia de la cirugía. —¿Qué hace aquí…? Debería estar descansando.

Andrey, con el rostro cubierto por su distintivo cubre cara hasta la mitad del rostro, negó, como diciendo; “imposible” y se acercó a dejar la bolsa con comida, agua y bocadillos para que sus muchachos estuvieran lo más cómodos posible.

—Es imposible que te abandone a tu suerte en esta situación. —Murmuro el mayor, sintiéndose avergonzado —No debí enviarte solo… Pudiste morir.

—Pero no morí.

—Pudiste-

—No se disculpe, es mi trabajo —Le interrumpió, sintiéndose ofendido. —Soy un soldado, sé que puedo morir en batalla, por favor, no se disculpe por enviarme a hacer mi trabajo —Andrey, no queriendo seguir discutiendo el asunto, asintió aún no menos culpable.

—Ha... Supongo que sí. ¿Cuál fue el diagnóstico? —Cambio el tema, aligerando el ambiente.

—Una hemorragia leve y el brazo dislocado, me lo acomodaron y me pusieron tres docenas de puntos de sutura.

—Se escucha doloroso —Arrugo el rostro debajo de la máscara, sentándose en una silla por un lado de la camilla, listo para iniciar una conversación que más bien llevaba pinta de interrogatorio. —¿Seguro que estás bien?

—La anestesia hace su trabajo. —Andrey pareció aliviado de ver a su amigo tan campante de la vida después de lo que sucedió, parece una buena señal de mejoría. —Por cierto, ¿Cómo está el chico? ¿Sigue en cirugía? No he visto que suban a más pacientes, aunque con todas esas heridas supongo que tardara mucho en salir

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