Punto De Quiebre

Capitulo 57. La última línea de defensa.

—¿Qué fue eso? —Pregunto Andrey, totalmente desconcertado, sintiendo su piel hacerse de gallina casi hasta el punto de arder.

Todo ese… espectáculo parece salido de una película de ficción, pareció tan perfectamente planeado, el tiempo del helicóptero volando bajo con la intención de llamar todo lo posible la atención, para que todos vieran ese espectáculo de luces y llantos artificiales que dan un mensaje. Es alucinante.

—Es un llamado de auxilio. —Dijo Tango —Es un llamado que solo Decker Raxton puede activar. El hecho de que la manada sepa que Decker está de vuelta nos da la ventaja. La manada acudirá al llamado… Estoy seguro de ello. Solo tenemos que resistir un poco.

El general sintió que las esperanzas se avivaron de nuevo, el cuerpo le ardió debido a la adrenalina del momento y sin pensarlo dos veces, tomo un arma y comenzó a derribar enemigos.

De vez en cuando volteaba a ver a Ryder, quién cuida de Scott, pero cada vez que lo hace, siente que la situación para Scott, empeora. Ve a Ryder preocupado, como si temiera que al segundo siguiente el joven entre sus manos fuese a morir de la nada, y se siente preocupado. Falla la mayoría de las balas, al disparar sin siquiera mirar al objetivo, voltea insesantemente y en todo momento solo tiene a Scott como prioridad.

Ve a Ryder ingeniárselas con un par de vendas de emergencia que su cinturón lleva por defecto, pero seamos sinceros, unos cuantos metros de vendaje no mantendrán vivo a Scott mucho tiempo. Le detiene el sangrado en los chamorros, donde parece que le cortaron profundamente, como si un animal le hubiese arañado sin piedad, y no puede hacer mucho más. Rasga la sábana en la que está envuelto e intenta como puede vendar y detener el sangrado en algunas áreas más, pero son tantas las heridas, que parece imposible.

La cuenta regresiva está puesta; la vida se le va de las manos y verdaderamente no parece haber salvación.

—[Señor, los salvajes han comenzado a entrar a la mansión, necesitamos refuerzos] —Dijo Ronnie mediante la radio, en un tono entre preocupado y alarmado.

—[Entendido, voy para allá]. —Responde el general a la brevedad, tomando municiones y un par de armas. Quiera o no, debe acudir al llamado. Si la mansión es invadida desde adentro, automáticamente todo está perdido.

—¡La mitad de todos ustedes repongan munición y sígame! Debemos despejar la planta baja a la brevedad posible, antes de que nos arrinconen.

Sin mirar atrás, decidido adelantarse a hacer lo que debe; acelera sus pasos, siendo seguido por casi una decena de soldados. Bajaron hasta la segunda planta donde Ronnie monta la defensa y repele la agresión con todo lo que tiene. Solo la presencia del general bastó para tomar el mando.

De su cinturón saco una granada de gas lacrimógeno y le quitó el seguro antes de gritar:

—¡Cúbranse el rostro, gas lacrimógeno! —Avisando a todos en el lugar, que se prepararán. Después de arrojar su granada, quienes le siguieron arrojaron un par más de granadas con dicho contenido. Cuando la planta baja se pintó de blanco en neblina letal, Andrey bajo, no sin antes ordenar; —Que nadie me siga.

Sin máscara, sin lentes de visión nocturna, sin ninguna protección que le sirviese para protegerse del horrible daño que le causa el corrosivo gas; bajó. Le ardieron los ojos tan pronto el gas le acaricio las pupilas, le lloraron en contra de su voluntad bajo los efectos que provoca dicho gas, pero también, a lo lejos escuchó como los salvajes se ahogaban, y no dudo en acercarse.

Tan pronto los veía revolcarse en el suelo, les disparaba. Los salvajes no parecían tener oportunidad alguna, algo tan horrible como la sensación de que se les queman los pulmones, la garganta los ojos y la piel, les causa tanto dolor que por unos instantes olvidan que están en un enfrentamiento.