Capitulo 30. Nadie en este mundo hace "favores" sin esperar algo a cambio.

841 93 28
                                    

—Scott… —Trato de llamar su atención, fracasando rotundamente.

No se acercó, no hablo fuerte, tampoco hizo movimientos bruscos, y mucho menos recriminó su comportamiento.

El hombre viejo suspiro algo cansado. Ha estado hablando solo durante mucho tiempo, tratando de hacerlo comer, pero la verdad es que Scott ni siquiera se esfuerza por reaccionar.

Solo observa el techo, quizá ni siquiera lo esté observando, solo está disociando, recordando y reviviendo aquello que lo hizo miserable. ¿Es tonto, no? Cuando le hacían daño disociaba y pensaba en cosas que lo mantenían tranquilo, ahora que está tranquilo solo puede tener en mente aquello que le hacía daño.

Pero, aún no puede creer el hecho de que despertó de su sueño y por primera vez en muchos días, no era un esclavo.

Esta vez, milagrosamente, no despertó sintiéndose terrible. Sus párpados no se sienten hinchados debido al llanto, tampoco siente dolor, mucho menos su entorno está helado y apestoso a muerte.

Por primera vez, el olor a desinfectante, combinado con aromatizantes afrutados con toques de canela, no fueron fastidiosos, mucho menos le desagradaron, incluso se sintieron como los mejores aromas del mundo.

La cobija fresca que lo mantenía con una temperatura regulada fue un regalo caído del cielo, y la calma en su cuerpo fue una bendición.

Aún no cree que este a salvo, aún no digiere por completo la situación, y teme sentirse cómodo con la sensación de seguridad que le rodea.

Su cuerpo dice; estamos a salvo.
Pero su mente advierte que nada es real.
Se siente como en un sueño del que se niega a despertar.

¿Está disociando?
Piensa que está perdido en uno de esos sueños que solía tener mientras caía inconsciente, o incluso en su imaginación, mostrándole un panorama agradable para luego arrastrarlo a la realidad…

Ya no distingue que es real.

—Ethan, ¿Podrías cuidarlo en lo que caliento su comida?

El de risos castaños asintió levantándose de un asiento lejano con mucho cuidado de no hacer movimientos bruscos y se sentó cerca de la camilla, donde pudiese vigilar de cerca a Scott, mientras su padre retornaba a la cocina a calentar por tercera vez la comida.

Kastar está tratando por todos los medios posibles de hacerlo probar bocado. Y, sinceramente, puede entender el motivo de su férrea determinación; Scott está muy descompensado, su rostro es una mezcla entre amarillo y pálido, dónde los moretones y golpes resaltan con una extraña belleza sádica y retorcida.

Su piel fue como el más extraordinario lienzo para Vaegan. Convirtió la piel de porcelana, delicada y mórbida, en deformidad ligeramente aberrante.

Vaegan sabía que quizá Scott se le podría escapar de las manos. A sus palabras; No lo permitiría. Pero sabía que podría suceder algo que cambiaría en sus planes, de ser así; antes se encargaría de deformarlo entero para que incluso respirar le diese vergüenza. Lo quería convertir en una plasta de carne, cicatrices y quemaduras, asqueroso de ver. No lo logro, pero si estaba en sus planes…

—Creo que comenzamos con el pie izquierdo… —Murmuro Ethan con la cabeza baja, tocando sus pulgares con un sentimiento de vergüenza —Lo que dije esa vez… No era mi intención decir nada de eso. Creí que te estabas escondiendo de tus responsabilidades como un cobarde… Jamás pensé habían…

Las palabras; “abusado de ti” no se atrevieron a salir de su boca. No quiere hacerlo sentir mal… Ya no.

—Por favor, perdóname…

Punto De Quiebre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora