CAPÍTULO 7: Mensajes y llamadas (EDITADO)

191 18 0
                                    

THOMAS:

No paraba de pensar en ella. Ni siquiera estaba seguro de qué era lo que se suponía que tenía que pensar. No solo le daba vueltas a el hecho de que Abry había aparecido en mi vida de sopetón, sin ningún tipo de aviso y de que tenía la intensa sensación de que mi vida no iba a dejar de cambiar a partir de aquel momento.

Por otro lado, pensaba en Ally. En como su mirada y su sonrisa se habían vuelto sospechosamente falsas en cuanto nos hubo presentado a Abry y a mi. Estaba decidido a preguntarle por eso más adelante pero no estaba seguro de querer saber la respuesta.

Ninguna de las dos respuestas posibles me parecían ni siquiera un poco satisfactorias. Para empezar, estaba la posibilidad de que me dijese que eso no significaba nada porque en realidad le gustaba otra persona o porque no sabía como reaccionar en una situación así, y eso me destrozaría. Por otro lado estaba la posibilidad de que me dijese que había reaccionado así porque sentía por mí lo mismo que yo sentía por ella. Y ella pequeña posibilidad de perderla después de un tiempo estando a su lado, acabaría conmigo para siempre.

A sí que lo único que me quedaba era aguantar y suspirar cada vez que me dedicaba un mínimo de su atención.

Hasta que mi móvil vibró.

-Hola, soy Abry. Quería proponerte algo.

HAILY:

Salí de mi casa en cuanto pude, sin obviar el dar un gran portazo para que todo el barrio sea consciente de mi enfado. Tardé menos de lo normal en llegar a la fraternidad de nuevo ya que empecé a andar a un ritmo inhumano por mi humor.

Cuando llegué lo único digno de mi atención que encontré fue a Molly tirada en una esquina del primer piso llorando. Me planteé el ir y ayudarla con lo que fuera o el salir de ahí sin que me viese siquiera. Y aunque me sentía especialmente caritativa aquel día, decidí irme por el otro lado y continuar mi camino hasta donde tenía que ir en realidad.

Sentí un beso en el cuello y no pude evitar sonreír.

-¿Me echabas de menos?-susurró con su voz más sensual.

-Ethan...-susurré.

SOPHIE:

No paraba de pensar en él. No sabía que nos pasaba a todas con ese grupo de gente a los que Abry llamaba "los chicos malos". Todas estábamos locas por alguno de los de ese grupo y ni siquiera éramos realmente conscientes de la verdadera razón.

Por mi parte, ni siquiera me había gustado ningún chico más lejos de un crush infantil en el colegio. Pero lo que había visto en Jason la primera vez que lo vi fue impresionante. No era solo lo que aparentaba y eso me lo había dejado claro. Sabía que me gustaba como nunca antes me había gustado nadie y que él lo sabía. Él, por otro parte, había estado con más chicas de las que yo conocía, y aunque ese hecho me ponía un poco nerviosa, sabía que él intentaba hacerme sentir especial.

Nos conocíamos desde hacía algún tiempo de vista. Yo me había fijado en él, eso es seguro. Pero jamás me permití pensar en nada más allá de unos besos inocentes en mis sueños más íntimos. Sin embargo, Ally pronto se dio cuenta de qué era lo que en realidad estaba pasando y de que yo no pasaba tan inadvertida para él como yo pensaba.

Enseguida consiguió que nos pasásemos los números de teléfono y que empezásemos a hablar. Durante semanas, él monopolizó todos mis pensamientos mientras mi interés crecía y crecía al igual que el suyo parecía hacer.

El problema era que nunca nos habíamos visto en persona todavía, no al menos durante más de medo minuto, y desde luego no a solas. Y no sabía si le iba a gustar tanto como parecía hacerlo en aquel momento.

-Buenas noches, biggie.

Tras mandar el mensaje me sentí un poco tonta, pero la triste realidad era que no podía evitarlo. Y que tardase más de lo normal en contestar tras estar un buen rato en línea no ayuda a precisamente.

- Buenas noches, enana.

Decidí no contestarle para no parecer demasiado ansiosa y di saltos de alegría mentalmente como una loca.

Me emocionaba sola demasiado a menudo y me daba tanto miedo que sus sentimientos desapareciesen tan pronto como habían aparecido, que se me olvidaba que el objetivo de esto era estar bien y feliz y contenta con él. No preocuparme todo el tiempo sin siquiera tenerle.

RILEY:

Tras lo que parecieron dos horas al teléfono con Bridget, colgué.

Después de aquella extraña conversación que mantuve con David aquel fatídico día, por fin me atreví a hablarle. En un principio, a parte de incómodo por la timidez de ambas en aspectos tales, apenas hablábamos hasta que un día dejé de hacerlo sintiéndome como una real acosadora al no sentir su interés, precisamente. Fue entonces cuando me dejó claro que yo también le gustaba pero que era muy tímida, y que en consecuencia, no mostraba su interés de forma muy llamativa.

Así que, a partir de entonces ambas prometimos no solo ser más abiertas sino que intentaríamos dejar de sacar conclusiones precipitadas y hacer la situación lo más agradable posible. Empezamos a hacer juegos de preguntas para conocernos mejor la una a la otra y al tiempo, empezamos a besarnos como despedida.

En aquel momento en concreto, solíamos hablar por teléfono cuando no podíamos vernos, ya que sus padres eran muy controladores y religiosos. Me contó que la última vez que ella había estado con una chica no hacía mucho tiempo, ellos se enteraron y fingieron que eso era una etapa tonta que se le pasaría en pocos meses. Pero no estaban seguros si tuvieron que prohibir a su hija a salir con ella.

Por lo tanto, la situación era un tanto...delicada. Y por eso precisamente, quería darlo todo de mí en aquello. Todo lo que estaba a mi alcance. 

UNA DE ELLOS en ediciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora