CAPÍTULO 11:Todo o nada (EDITADO)

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ABRY:

Mis ojos se cerraron de manera inconsciente al perder mi aliento en la sombra del suyo, al parárseme el corazón en el transcurso de un segundo al siguiente. Al sentir la deliciosa presión en mis labios mi cuerpo se tensó de manera irreversible, mientras nuestros cuerpos buscaban el enredo con el otro. Mis manos volaron a su nuca mientras sus dientes me acariciaban con brusquedad. Un beso torturado como aquello terminó por llevarme consigo, haciendo que perdiese la noción temporal, haciendo que lo único en lo que podía pensar fuera en lo bien que me hacía sentir ese contacto y en que no quería que acabase.

Fue entonces, sin embargo, cuando el nombre de David decidió hacer acto de presencia en mi mente, emborronando aquella bonita sensación y haciendo que parase de golpe, sorprendiéndonos a ambos.

Me separé y no fui capaz de devolverle la mirada que tenía sobre mí. Respiré hondo y cerré los ojos con fuerza, en un vano intento de aclarar mis ideas, pero solo tenía dos nombres en mi cabeza, con sus respectivos y diferentes labios, girando sin ton ni son, sin permitirme sacar nada en claro.

Intenté convencerme de que aquello había sido cosa de una vez, de que lo nuestro no era más que actuación, de que lo nuestro era solo un medio para un fin. Un fin que no estaba presente para ver lo que acababa de pasar, lo que desbarataba bastante mi argumento anterior.

Cuando por fin me sentí con la suficiente fuerza como para alzar la mirada hacia Thomas, él ya no me estaba mirando. Se levantó de golpe y empezó a revisar la habitación, como para asegurarse de que no se dejaba nada, lo que me confirmó su inminente marcha.

-¿Te vas?-susurré.

-Debería en cierto modo, Am...gracias por lo de las heridas, ya hablaremos, ¿vale?

Cuando intenté pararle de camino a la puerta a sabiendas de que mi padre podría llegar a casa en cualquier momento, ya era demasiado tarde. Traté de ignorar el entumecimiento que seguía reinando por todo mi cuerpo para seguirle lo más rápidamente que pude. Cuando frené y me quedé parada en el mural de la puerta suspirando, me encontré con la mirada de confusión y miedo de Thom, mientras mi padre aparcaba frente a nuestra casa.

-Sal ya. Date prisa.

Se giró una última vez antes de marcharse, como si se estuviese despidiendo de mí. Cuando aceleró en la calle fingiendo que nunca había estado en mi casa, mi padre cerraba de un portazo el coche.

Mi mirada se cruzó con la suya de manera brusca, y luego la suya se dirigió inmediatamente hacia Thomas, que se alejaba a paso ligero con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón. Tras mantener su mirada fija en él durante unos segundos, su ceño se frunció y me hizo un gesto con la cabeza, que mostraba problemas.

-¿Quién era ese chico?

Se sentó en la mesa de la cocina mientras se entretenía pelando una manzana de una forma que me sugirió amenaza.

-Un amigo.

Su cara ni siquiera se inmutó ante mi respuesta. Simplemente, me dedicó una mirada y siguió pelando la maldita manzana.

-Tú sabrás, hija.

Y ahí estaba. Una simple frase, tres simples palabras. Sabía él tan bien como yo, que eso solo era una táctica vieja para hacerme sentir mal por algo que yo había hecho. Y siempre funcionada.

Iba a responderle cuando de golpe sonó mi teléfono, sobresaltándonos a ambos.

-¿Podemos hablar?

UNA DE ELLOS en ediciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora