CAPÍTULO 21: Entre cuatro paredes blancas

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ABRY:

-Te quiero.-me susurra contra mi pelo. Casi no me creo que este aquí. Conmigo. Y esas palabras... son como poesía para mis oídos. Así es como quiero estar. Donde tengo que estar. Entre sus brazos.

Nos quedamos lo que parece una eternidad, abrazados, en silencio pero entonces entra Anne en la habitación. Ahora no, por favor.

-Señorita Brown. La última vez que la vi, estaba huyendo de mí. Creo que ya es hora de que el doctor Miller le haga una revisión.

Miro de reojo a David para ver su reacción pero él se limita a fruncir el ceño y a examinarme la cara, como si me hubiera salido otra cabeza.

-Yo mismo la llevaré a la consulta, pero déjenos solos un minuto.-dice por fin.

Anne asiente, y sale de la habitación.

-Abry... ¿estás bien?- me acurruco en su pecho, pero sin responderle.-Mírame.-dice mientras me levanta la barbilla para poder mirarme a la cara.

-Estoy bien.

-¿Y por que huiste de Anne?

-Porque...-por una vez, la verdad parece ser el camino más fácil.- Porque si me quedo, me van a encerrar entre cuatro paredes blancas.

-Si no estás enferma no debería preocuparte. ¿Estás enferma?

-No. Pero cuando me revisen, ellos pensarán que si y me encerrarán.

-Es que no tienes buen aspecto. ¿Qué has estado haciendo estos dos días?

-Nada. He estado aquí todo el tiempo. Dormía en esa silla.-digo señalando la silla que hay enfrente de la camilla.

-Eres increíble. Y ahora, vamos a ir a que te hagan una revisión.

-No. No por favor. David, no lo hagas. No me lleves. Me encerrarán.

-Tenemos que ir, nena.

-Con una condición. Tienes que prometerme que no dejarás que me ingresen. Por favor...

-Vale. Pero yo no puedo hacer nada. Si estás enferma, llamarán a tus padres y si ella quiere, te ingresarán. Yo no puedo hacer nada.

-Convence a mi madre, y si al final, me encierran, ven conmigo. Quédate conmigo.

-Eso no se pide. Lo haría aunque me odiaras y fuera la última persona en el mundo a la que quisieras aquí.-sonrío ante su respuesta y me levanto con él. Me abraza por última vez y me lleva hasta la puerta con la chapita que dice: Consulta del Dr. Miller.

DAVID:

-Tenemos que ingresarla señorita Brown. Es usted bulímica.-dijo el doctor Miller.

Se me paró el corazón. Bulímica. Abry era bulímica. Por mi culpa. Bulímica. Abry era bulímica por mi culpa.

-Te llevaré a tu nuevo cuarto mientras llamamos a tu madre. Si ella acepta que ingreses, estarás vigilada las 24 horas y solo tendrás una visita de media hora al día.

¿Media hora al día? ¿Vigilada? Ella me mira de reojo, rogándome con la mirada que haga algo. Por eso estaba preocupada. Si que estaba enferma. Muy enferma.

-Iré con ella a donde la lleven.

-No puede señor Wate.

-Me da igual. No la van a encerrar entre cuatro paredes blancas. No lo volverá a hacer. Lleva solamente dos días haciéndolo. Se recuperará sin su ayuda.

-No lo entiende. Está enferma. No se curará.

-Se curará.

Sin previo aviso, Abry me abraza por la espalda y me estruja contra sí. Me giro para verle la cara y se la cojo con las manos, cubriéndole las mejillas. Ella cierra los ojos y se pone de puntillas. Le doy el más tierno de los besos y vuelvo a abrazarla.

-Déjame. Deja que me lleven, David. Estaré bien. Tú solo... Ven a verme, ¿vale?

-No dejaré que te lleven. No les dejaré.

-Déjame. Estaré bien. No es para tanto. No volveré a hacerlo y me sacarán de aquí enseguida, ¿vale? Ven todos los días. Te quiero.

-Te quiero.

Y entonces me la arrebataron.

GRACIAS POR SEGUIR LEYENDOME. ESPERO LLEGAR A LOS MIL LECTORES DENTRO DE POCO. ESPERO QUE VOTEIS MI HISTORIA Y POR FAVOR COMENTAD. PASAROS POR MIS HISTORIAS "ATENTAMENTE, NADIE." Y "UNA HISTORIA DE TANTAS"



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