Prólogo.

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        Cuando somos niños las personas suelen tener tantos sueños, esperanzas y futuros exitosos planificados para cambiar todo en sus vidas. Médicos, astronautas, modelos, cantantes, jueces, cualquier cantidad de profesiones. Una casa, una familia, un auto o cientos de ellos e incluso una mascota, viajes y compras por doquier. Pero lo que nadie te dice es que no todo es lo que parece y que a veces la vida toma decisiones por ti, sobretodo cuando eres demasiado lento como para decidir qué hacer y sobre ello no puedes hacer nada. La gente lo llama "obstáculos para que aprendas" pero Yunhyeong lo llamaba pura mierda o al menos eso hacía mentalmente.


         Mientras revisaba su billetera contando los billetes para los gastos de la semana y planteándose en la idea de encontrar un tercer trabajo para no tener que seguir contando con tanta preocupación, una foto de la infancia saltó de uno de los compartimientos, regresándolo al pasado por unos instantes.



—Mi mamá dice que no podemos pegarles a los niños que me molestan. —Dijo el pequeño Yunhyeong abultando el labio inferior.

—Por eso les pegaré yo.

—¡No puedes! —Advirtió con voz temerosa. —Nos van a castigar y yo no quiero que me castiguen.

—Ella dijo que no podemos hacerlo juntos, pero no dijo nada de si lo hacía yo solo.

—¡Entonces no lo hagas! —El niño sacudió la cabeza, tirando del brazo del otro que no dejaba de sonreírle. —Me enojaré contigo.

—Pero si lo hago solo yo estarás a salvo, no te van a castigar y te dejarán de molestar.  —Respondió otro niño con una gran sonrisa. 

—Te van a castigar. —Respondió aterrado.

—Lo sé. —Y sonrió como siempre lo hacia, aun en los peores momentos. —Será el tercer castigo del año.

—Eso es por que hablas mucho en clases.



        Era un simple recuerdo, pero cada vez que esos pequeños momentos llegaban a la mente de Yunhyeong, se sentía mas nostálgico. Cuando tenía seis años la escuela parecía aterradora, sobretodo al ser un nuevo estudiante, era normal que otros niños siempre estuviesen cerca para molestarlo por usar traje con moño y ropa con olor a suavizante de bebé o incluso por llevar su comida preparada de casa en lugar de comer en el comedor como todos hacían. Pero el niño que se sentaba en el mesita delante de él era todo lo contrario.


          La primera vez que lo vio con una sonrisa amplia pensó que era el chico mas raro, todos los niños parecían fastidiados de ir a la escuela pero él simplemente sonreía e intervenía inteligentemente ante cualquier pregunta de las tutoras o de los niños o incluso sin que hubiese alguna cuestión al aire y eso ocurría a todas horas -considerando que los turnos de escuela duraban entre 13 hrs o 15 hrs seguidas con horas de hagwons (clases particulares) incluidas-, las palabras simplemente fluían de la boca de ese niño sonriente siendo el foco de reclamos de cada profesor en turno, aunque al mismo tiempo era tan inteligente que casi nunca ganaba castigos, se salía con la suya y Yunhyeong deseaba a veces ser así.



—Oye... ¿te has comido los mocos? —Preguntó el niño extraño en un susurro, escondiéndose tras el libro de lectura: los cuentos de la señora Flo, lo que no sabía era que ese acercamiento asustaba a Yunhyeong porque no lo conocía, era su primer día de clases y porque no quería ser regañado en su primer día.

Paper Rings | YunDongWhere stories live. Discover now