16.

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16. Decisión.

— Aquí están. — Aroyitt después de un rato buscando finalmente encontró un par de paraguas extras y se los entrego a Juan.

— Gracias Aro. — Juan tomó las sombrillas, se despidió de su amiga y se dirigió a la puerta de la heladería donde lo esperaba Spreen.

De repente el clima soleado había desaparecido, la nubes grises taparon el cielo azul y después de unos minutos las primeras gotas de agua cayeron, el clima amenazaba con tener una fuerte lluvia.

— Toma Spririn — Juan le entregó el paraguas y Spreen lo miró alzando una ceja confundido por el apodo.

— ¿Spririn? —

— ¿No sabes que existen los apodos o que wey?  —

— No sabía que existían unos tan chotos. — Juan se río ante el leve fastidio de su amigo.

Spreen abrió el paragua, Juan hizo lo mismo y ahora siendo protegidos por ese utensilio de la lluvia caminaron lejos de la tienda .

No tenían más cosas que hacer, antes tal vez hubieran sacado un plan improvisado para ir a cualquier otro lugar pero ahora la lluvia que comenzaba a tornarse mucho más fuerte con cada minuto que pasaba se los impedía.

— Ahora tenemos un año de mala suerte. — Juan habló mientras caminaba tranquilamente así evitaba caerse en los charcos que se iban formando en el suelo.

— ¿Eh? — Spreen lo miró de reojo confundido, los dos caminaban a par, sus hombros rozaban de vez en cuando por la cercanía.

— Abrimos un paraguas bajo techo, ahora estamos malditos. — Juan habló con una pequeña sonrisa.

— No sabía que creías en esas cosas. — Spreen habló un poco indiferente, él no creia en nada que no esté comprobado, por esa misma razón comenzó a investigar a Juan.

— Ahora soy un hechicero y antes no creía ni un poco en la magia . — Juan río un poco al recordar como era antes de toda su aventura con ese portal.

— ¿Vos? — El tono de sorpresa en su voz era notorio, el argentino no podía imaginarse a un Juan escéptico y que no presumiera cada que pudiera de ser un "hechicero supremo".

— Sip. Antes no creía en muchas cosas. — Juan también miró de reojo a Spreen y sonrió con tranquilidad. — ¿Antes tu creías en la magia? —

— Ni en pedo. — Spreen respondió sin pensarlo dos veces. — Si no te hubiera conocido gafotas, nunca hubiera creído que si. —

Juan solto un bajo "oh" y miró nuevamente al frente, sus mejillas estaba un poco sonrojadas pero al parecer su acompañante no se había dado cuenta.

Últimamente cada cosa que le dijera Spreen lograba ponerlo nervioso.

— Ahora me siento especial. — Juan rio notablemente avergonzado,

— Ya lo eres. — Spreen hablo con un tono tranquilo, al final de cuenta no había dicho ninguna mentira, pero detuvo abruptamente su caminata a ver como Juan lo había hecho también.

Spreen iba a preguntarle si se encontraba bien pero Juan lo miró y él azabache porfin se percató del color rojizo que adornaba el rostro del hechicero, nuevamente esa extraña sensación apareció en él.

Sus miradas se conectaron en silencio generando un tipo de electricidad en el interior de ambos.

Spreen no sabía que decir, por alguna razón su corazón latía un poco más fuerte de lo normal y la sensación de vergüenza lo invadió.

𝘕𝘰𝘵𝘢 𝘥𝘰𝘳𝘢𝘥𝘢. #𝙨𝙥𝙧𝙪𝙖𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora