47. ¿Qué sientes por mí?
Apenas se había terminado de bañar, fue una ducha larga y lenta, era casi como si no hubiera querido salir de ahí y tal vez no quería hacerlo.
Pero eso era comprensible, hoy cambiaria todo, para bien o para mal; hoy juan decidiría si lo perdonaba o no quería verlo nunca más, sentía una gran presión en su pecho por los nervios.
Buscaba en su armario algo que ponerse, maldijo internamente al darse cuenta de que apesar que limpio todo su apartamento (a petición e insistencia de ollie) se había olvidado del gran detalle de lavar su ropa.
Luego de unos minutos más buscando encontró su clásico uniforme de camisa amarilla de mangas largas y pantalones negros, dudo unos segundos pero decidió ponerselos, hace mucho que no iba a trabajar así que esta ropa está completamente limpia.
Se vistió un poco lento, aún —inconscientemente— buscaba retrasarse al menos unos minutos, se ajusto la corbata negra y se terminó poniendo su sombrero de color negro también.
Se miró unos segundos en el espejo y suspiro un poco nervioso, no podía evitar tener recuerdos del pasado al verse así.
Se sentó en su cama y se sobo los cienes un poco afligido, sus opiniones e ideales habían cambiado tanto en tan poco tiempo que aveces todo parecía irreal y que estaba en un sueño.
Desde el comienzo se acercó a juan para buscar su propio beneficio que era el alzar nuevamente el nombre de su revista, creyó —equivocadamente— que los fines justifican los medios.
Antes solo quería hacerse un nombre, quería ser admirado por quien lo leyera, quería que todos se dieran cuenta que en verdad era bueno en los que hacía, quería que su padre y los que alguna vez dudaron o se burlaron de él pudieran darse cuenta que estaban equivocados, queria que se dieran cuenta que en verdad tendría éxito, quería que se dieran cuenta de su valor.
No quería ser la piedra a los pies de alguien más y si era necesario, el tiraría en el camino todas las piedras que fueran necesarias.
Gracias a esa drástica forma de pensar sus medios para conseguir el éxito fueron algo cuestionables, aunque eso no le había importado en un primer instante, ahora... ahora solo esperaba que Juan, su Juan, su hechicero tuviera un poco de misericordia con él y logrará dejar de lado todas esas mentiras para poder comenzar de cero.
El spreen del pasado estaría decepcionado de él, pero que importaba, el spreen del pasado era un pelotudo, con grandes metas sí, pero un pelotudo al final de cuentas.
Miro la hora en el reloj de su cuarto, ya tendría que ir saliendo, se levantó de su cama y comenzó a guardar todo lo esencial e importante que necesitaba en sus bolsillos.
Hoy todo cambiaría.
(...)
Habían acordado encontrarse en una cafetería, de hecho era la cafetería que habían asistido la primera vez que salieron juntos, sintió un pequeño deyabu no lo negaría.
Se sentó en una de las mesas exteriores, miraba atentamente los árboles moviéndose ante la briza del viento, pequeñas hojas caían y daban suaves vueltas antes de tocar el piso, era algo completamente relajante de ver.
—Hola— De tan solo esuchar su voz sintió una eléctricidad recorrer todo su cuerpo, volteó a ver quien lo llamaba y ahí estaba, después de tanto tiempo... ahí estaba otra vez frente a él. —¿Puedo sentarme?—
Asintió un poco nervioso, juan se sento en la otra silla que había en la mesa, el también estaba nervioso o eso parecía pues no lo miraba a los ojos.
ESTÁS LEYENDO
𝘕𝘰𝘵𝘢 𝘥𝘰𝘳𝘢𝘥𝘢. #𝙨𝙥𝙧𝙪𝙖𝙣
Fanfiction"¿𝑸𝒖𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒔 𝒅𝒊𝒔𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒐 𝒂 𝒉𝒂𝒄𝒆𝒓 𝒑𝒐𝒓 𝒂𝒍𝒄𝒂𝒏𝒛𝒂𝒓 𝒍𝒂 𝒇𝒂𝒎𝒂?" Spreen tenía una respuesta clara a aquella pregunta tan complicada, el híbrido de oso estaba dispuesto a hacer todo lo que fuera necesario para lograrlo. C...