43.

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43. Recuentro y un abrazo.

-¿Ya me puedo ir?- hablo aburrido mientras miraba a la gente bailar de una forma muy pegada, estaba un poco incómodo y fuera del lugar, se sentía como el marginado del fondo del salón que nadie la hablaba y sólo estaba ahí para ser relleno.

-¿Que dices?- rubí tomo un gran trago de su vaso de alcohol antes de seguir hablando torpemente -Apenas llegamos...-

-Ya vamos casi tres horas aquí, y durante todo ese tiempo no has dejado de beber.- lo miró un poco enojado -Oh verga, no te pongas pedo que no voy a cuidarte pendejo.-

-Pedo.- imitó la palabra peculiar y rio emocionado, parecía que habia descubierto su nueva palabra favorita -Ponerse pedo, alguien....alguien me dijo eso antes... No lo recuerdo.-

El comportamiento de su amigo era raro y muy infantil, no era típico de él.

-Rubí no mames- se acercó a él y lo agarró de las mejillas fuertemente, lo miró directamente a los ojos examinando sus pupilas, estaban dilatadas -Estás bien imbecil, te dije que no tomaras demasiado, ¿que pasa si te llama vegetta?-

-Tengo buena resistencia en el alcohol, no te preocupes, soy fuerte.- sonrió orgullosamente -aparte, vegetita no me dirá nada~

-No olvides la metida de pata que hiciste en año nuevo- lo miró y solto el agarre de sus mejillas un poco fastidiado -Metida de pene mejor dicho.-

-Que vulgar eres.- lo miró ofendido, palmeo sus mejillas sintiendolas un poco adoloridas -aparte, ya no soy tan gilipollas, tranquilo, ni siquiera me acuerdo de ese... Ese... Ese idiota mexicano.-

Suspiro agotado, algo decía que si seguían ahí terminaría siendo la niñera de rubius, regresó a mirarlo, era obvio a simple vista que este estaba borracho, no podía ni siquiera mantener el equilibrio de una manera normal y tenía una sonrisa idiota en el rostro.

-Rubí, ven, vamos a que te laves la cara y nos vamos.-

-Eres un aguafiestas.-

Agarro de la mano a rubius y comenzó a jalarlo hacia el baño del lugar, sintió como él intento liberarse del agarre durante unos largos segundos antes de darse por vencido y comenzar a caminar por voluntad propia.

Parecía una madre jalando a su hijo para sacarlo de una tienda de juguetes.

(...)

-¡Rubí me chupas la verga!- grito frustrado, solo había entrado un segundo, SOLO un segundo al baño y cuando volvió a salir ya no había rastro alguno de su acompañante.

Comenzó a caminar por todo el local, estaba enojado pero mucho más preocupado, su amigo ni siquiera podía ponerse de pie y ahora estaba perdido, si algún enfermito se le antojaba hacerle algo no podría defenderse.

El miedo recorrió su corazón, comenzó a buscar de arriba abajo y de izquierda a derecha; no había rastro de él.

Luego de un largo rato buscando y llamarlo una y otra vez esperando que respondiera -cosa que nunca paso-, entro en pánico, su respiración se volvió agitada y el sudor bajaba por su frente.

Justo antes de llamar a vegetta como última opción y así informarle que había perdido a su esposo, para luego tener la charla más tensa e intensa que haya tenido en su vida, lo encontró.

La preocupación y miedo fue dejada de lado, ahora estaba rojo del enojo, casi tan rojo como sus cabellos teñidos.

Mientras él lo buscaba completamente aterrado, ahí estaba el otro, riendo y hablando con un tipo que no podía distinguir por la distancia.

𝘕𝘰𝘵𝘢 𝘥𝘰𝘳𝘢𝘥𝘢. #𝙨𝙥𝙧𝙪𝙖𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora