Mi vida en los hospitales

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Hoy es martes. Los martes no tenemos colegio, porque yo tengo que ir al médico. Félix no va a mi consultorio, porque él no tiene leucemia como yo. Va a uno distinto, los jueves. Ya sé que debería decir cómo son las visitas al médico, pero no voy a hacerlo. No son muy emocionantes. Te pesan y te miden y te hacen análisis de sangre y te hablan, y te dan unos medicamentos allí y otros para llevarte a casa. Eso es todo, en realidad.

Comprendo que papá crea que me estoy poniendo mejor, pero es sólo porque ahora tomo medicamentos distintos. Verán, cuando uno tiene leucemia le dan quimioterapia, que es veneno. No es para matarte, se supone que ha de matar el cáncer, pero tú también te pones enfermo. Se te cae el pelo y te arde la piel y te pasan toda clase de cosas. Así que, por supuesto, estoy mejor ahora que ya no me la dan.

Me han dado quimioterapia dos veces. Papá quería que volvieran a dármela, pero dijeron que no.

La leucemia siempre vuelve. Piensan que la han curado, y entonces vuelve. Un hecho real: el ochenta y cinco por ciento de la gente se cura para siempre. Eso son ocho personas y media de cada diez. Ochenta y cinco de cada cien. Ochocientas cincuenta de cada mil.

O sea, la mayoría de gente. Pero a mí siempre me vuelve.

La leucemia es una clase de cáncer. Lo que ocurre es que tu cuerpo fabrica demasiados glóbulos blancos en la sangre3. Los glóbulos blancos son como tu propio ejército de resistencia personal. Luchan contra las infecciones y esas cosas. Pero cuando tienes leucemia asumen el control y las demás células de la sangre quedan apretujadas y no pueden hacer todas las cosas que se supone deben hacer. Así que te pones enfermo. Puedes por ejemplo ponerte muy pálido o tener montones de morados o hemorragias nasales que no paran, o sentirte muy cansado todo el tiempo.

3 En mi tipo, la leucemia linfoblástica aguda, mi cuerpo fabrica demasiados linfoblastos, que son glóbulos blancos pequeñitos. Pero el resultado es el mismo.

La he tenido tres veces, incluida la de ahora. La primera vez fue cuando tenía seis años. Estuve en el hospital recibiendo quimioterapia durante un mes y después tuve que tomar pastillas durante siglos. Pero creyeron que la habían curado, del todo.

Volvió cuando tenía diez años. Fue entonces cuando conocí a Félix. Volvieron a darme quimioterapia y se me cayó otra vez el pelo. Y también entonces pensaron que la habían curado. Bueno, más o menos.

«Esperaremos a ver qué pasa», dijeron. O «crucemos los dedos». Y mamá pareció asustada y papá se quedó muy callado.

A mamá y papá se les da bien lo de asustarse y quedarse callados. Y en esa ocasión tenían razón. La leucemia volvió otra vez, después de sólo dos meses y medio.

Esto no es justo - Sally NichollsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora