Explosiones

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2 de febrero

Hoy le pregunté a la señora Willis por cohetes.

-¿Podríamos construir uno, uno de verdad? ¿Contaría como parte del colegio?

-Cualquier cosa cuenta para el colegio si ponéis el suficiente interés -me contestó-. Los cohetes son ciencia, claramente. ¿Para qué quieres uno?

-Para subir al espacio -le respondí.

-Ah, eso es un poco más difícil. Eso probablemente habría de considerarse... esto... aprendizaje imaginativo.

-¿Significa eso que no? .

-Significa que no se lo digas a sanidad y seguridad -me contestó la señora Willis-. Y que no esperes que las autoridades educativas paguen nada. Apenas son capaces de pagarme a mí el líquido para mecheros.

Tuvimos una buena clase. Estudiamos «Hacer fuegos artificiales», pero de lo que en realidad se trató fue de arrojar virutas de hierro y cosas en el quemador de la estufa y observarlas explotar. A la señora Willis le gusta una explosión tanto como a cualquiera.

Lo único malo fue que Félix no se presentó.

Mamá llamó a la madre de Félix después de comer. Se pasó siglos en el vestíbulo. Entonces entró y se sentó a la mesa, para observarme sin decir nada. Yo estaba calcando una supernova.

-Sam... -me dijo.

-¿Qué le ha pasado a Félix? -pregunté yo. Mamá me contestó con un circunloquio.

-Bueno. De eso más o menos quería hablarte.

Levanté la vista. Mamá me miraba muy seria. Se estaba retorciendo el puño del jersey, dándole vueltas y más vueltas.

-¿Qué?-insistí-. Mamá, ¿qué pasa? Ella inspiró profundamente.

-Sam, Félix ingresó esta mañana en el hospital.

Me la quedé mirando. No sabía qué decir. «¡No puede ser!», pensé. -¿Por qué? -inquirí.

-Por una infección, dijo Gillian. Ella está con él ahora. Gillian es la madre de Félix.

La seguía mirando. No esperaba que pasara algo así. Era como si se me abriera un pequeño agujero en el estómago. Quiero decir que sé que Félix está bastante enfermo, como yo, pero no esperaba que se pusiera realmente enfermo.

-Se pondrá bien -le aseguré a mamá. Mi madre no dijo nada. -Estará bien - repetí.

Esto no es justo - Sally NichollsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora