Viajar a la Luna

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1 de febrero

Después de decirle adiós a Kayleigh, Félix y yo fuimos a comprar unas barritas de caramelo en la tienda de la esquina y nos las comimos en el parque.

—¿Qué tal? —me preguntó Félix—. ¿Te ha dado asco? Pero yo me negué a contestarle.

—Ya nos queda poco, ¿sabes? —comentó—. Los dirigibles, ser famoso y el espacio... Eso es todo, ¿no? —me preguntó.

—Sí. ¿Es eso lo siguiente que haremos, construir un cohete?

—¿Por qué no? —dijo Félix. Estaba sentado en el columpio, con las piernas colgando. Se echó hacia atrás todo lo que pudo y exclame)—: ¡Podemos hacer cualquier cosa! ¡Lo que sea!

Empecé a columpiarme, lo más alto que pude. Estaba cansado, pero hacía siglos que no me sentía tan feliz.

—¡Vamos a viajar a la Luna! —grité.

Es una locura, lo sé. Pero ¿quién sabe? Quizá podamos hacerlo.

Esto no es justo - Sally NichollsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora