Hechos reales sobre ataúdes

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En los siglos XVIII y XIX, a la gente le preocupaba mucho que la enterrasen viva sin querer. Para solucionar el problema, los científicos inventaron ataúdes de seguridad, que permitían que cualquiera que fuera enterrado por error se lo dijera al mundo exterior y fuera rescatado.

En 1822, el doctor Adolf Gutsmuth diseño un ataúd con tubo para aire y alimentos. Para probar que funcionaba, se hizo enterrar en él. Comió a base de sopa, cerveza y salchichas a través del tubo, antes de que su ayudante cavara de nuevo para desenterrarlo.

El doctor Johann Gottfried Taberger diseño un ataúd con una campanilla que podía hacerse sonar mediante cuerdas y un tubo largo. Las cuerdas se ataban a las manos, los pies y la cabeza de la persona enterrada. El tubo tenia una malla para impediar que los insectos penetraran en él y pequeño techo para que a la persona dentro del ataúd no le lloviera encima.

Franz Vester diseño una gran tubería cuadrada que podia colocarse sobre un ataúd. Dentro había una escalera, una campanilla y una cuerda. Si la persona en el ataúd resultaba estar viva y despertaba, podía subir por la escalera y escapar. Si no estaba en condiciones para moverse, podía hacer sonar la campanilla utilizando la cuerda. Si finalmente resultaba estar muerta, la tubería se quitaba y se reutilizaba. 

Hoy en día los científicos tienen estetoscopios y electrocardiogramas y esas cosas, de manera que es fácil saber si alguien está muerto o no. La gente todavía hace ataúdes de seguridad, sin embargo. En 1995 Fabricio Caselli construyó un ataúd moderno de alta tecnología. Para asegurarse por completo de que nadie pudiera ser enterrado vivo dentro, tenía una alarma de emergencia, una linterna y un tanque de oxigeno, micrófono y alta voz, un sensor de latidos del corazón y un estimulador cardíaco.

Esto no es justo - Sally NichollsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora