Mamá y papá

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10 de enero.

Mi madre trabajaba antes para una organización benéfica que hace cosas con niños que tienen problemas de aprendizaje. Lo dejó cuando yo me puse enfermo la segunda vez. Ahora se queda en casa y me lleva a las consultas y atiende a todos los que vienen a visitarme. Se toma libres los domingos para ir a la iglesia y cantar en el coro. Mi hermana también va a veces, pero sólo porque todo el mundo está pendiente de ella. Yo también solía ir, pero ahora ya no, porque odio que la gente esté pendiente de mí. Papá nunca va.

Papá es muy listo. Sabe un montón de cosas, pero nunca podría hacerle una de mis preguntas. No habla sobre mi enfermedad. Nunca he tratado de hablar de eso con él, pero la abuelita sí lo ha hecho, y algunas de mis tías. Y él simplemente dice «No vamos a hablar de eso» y sale de la habitación.

Tengo un montón de tíos y tías. Mamá sólo tiene un hermano, pero papá tiene un hermano y cuatro hermanas. Mamá dice que por eso es tan callado y le gusta tener tiempo para leer el periódico en paz, porque nunca disponía de espacio cuando era niño. Eso me parece una chorrada, porque mis tías y mi tío tampoco tenían nunca espacio y siempre están charlando y riendo.

Papá simplemente es callado, como yo. Es tímido. Cuando estamos sólo los de la familia, no es callado. Habla y cuenta chistes e historias. Conoce un sinfín de historias. Sencillamente no le gusta que haya un montón de gente en casa, como ahora que no paran de venir visitas. Lee el periódico y no habla, o si se trata de gente que no le gusta nada, se va a leer al estudio.

No creo que haya nada malo en eso. Ojalá yo pudiese esconderme también, a veces.

La abuela se enfada a veces con papá, porque dice que deja que mamá lo haga todo. Pero él también hace cosas. Gana dinero. Y sí que ayuda. Como esa vez que yo estaba en el hospital y cuando mamá llegó a casa había cuatro clases diferentes de sopa en el umbral. Papá y Ella la calentaron toda y la llevaron de vuelta al hospital y les dieron una taza a todas las personas que esperaban en urgencias.

Todo el mundo pensó que estaban locos. Pero se libraron de la sopa.

Esto no es justo - Sally NichollsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora