El doctor Bill

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Cuando mi leucemia volvió por tercera vez, tuvimos que ir a hablar de ella con el doctor Bill. Es un oncólogo pediátrico, que es un doctor del cáncer para niños. Lleva un pañuelo rojo con topos blancos en la cabeza, como un pirata. Lo hace para que los niños sin pelo no se sientan tan mal. Su nombre real es doctor William Bottomley, pero nadie lo llama nunca así.

-¿Cómo voy a trabajar con chicos como vosotros con un nombre tan ridículo? - dice, y todo el mundo se ríe. Así pues, es el doctor Bill.

Papá quería que yo recibiese más tratamiento, pero el doctor Bill dijo que no creía que fuera conveniente porque no estaba lo bastante fuerte después de la última tanda. Dijo que sería demasiado peligroso.

-¿No podemos intentarlo de todas formas? -preguntó papá, y el doctor Bill apretó los labios.

-Podríamos -dijo-. Pero significaría que Sam tendría que volver a pasar un montón de tiempo en el hospital. Y teniendo en cuenta que esta última vez no ha surtido efecto...

Supe qué quería decir. Tendrían que darme otra vez todos esos medicamentos y volvería a ponerme enfermo, pero esta vez sabían ya que no iba a funcionar.

-No quiero -protesté-. Es veneno.

-Es veneno que funciona -puntualizó papá. Pero el doctor Bill negó con la cabeza. -Esta vez no.

Así pues, lo que ahora tomo son medicamentos diferentes. Sigue siendo quimioterapia, pero no de la clase que hace que se te caiga el pelo. No trata de curarte, sólo impide que te pongas peor. Aunque todavía me canso mucho y tengo hemorragias nasales.

El doctor Bill dice que estos nuevos medicamentos pueden dar resultado mucho tiempo. La gente puede vivir un año entero, o más. Yo llevo ya cuatro meses.

Un año es mucho tiempo.

En un año puede pasar cualquier cosa.

Esto no es justo - Sally NichollsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora