Visitas

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30 de enero

Hoy, tres de mis tías vinieron a visitarme. Ahora recibimos un montón de visitas. Papá se escondió en su estudio y Ella se puso a jugar con mi prima Kiara, pero yo tuve que quedarme y mostrarme educado. Eso pasa porque se supone que recorren un largo camino para verme. Sólo que no han venido a verme a mí. Si fuera así, habríamos hecho algo divertido. Habríamos probado el avión teledirigido que me ha regalado la tía Sarah5. O habríamos jugado con el juego de ordenador de la tía Carolyn. En lugar de eso, he tenido que quedarme sentado y oírlas cotorrear y cotorrear y tomar té.

No fue una visita muy emocionante. Le preguntaron a mamá: —¿Cómo estáis vosotros? Y ella contestó:

—Oh, ya sabéis. Hacemos lo que podemos. Y entonces me preguntaron a mí: —Y ¿cómo estás tú? Y yo contesté: —Bien.

Y entonces se pasaron tres horas hablando sobre el papel de mi primo Pete en no sé qué obra y sobre lo mucho mejor que está el eczema de mi tía Sarah desde que empezaron a comprar verduras de cultivo orgánico.

5 La tía Sarah también le trajo a Ella un juego entero de muñequitos de Sylvanian Family, y eso está bien, porque si no mi hermana se queja de que no le regalan nada. Si estás enfermo recibes montones de obsequios, pero la cosa no funciona si sólo eres la hermana de alguien enfermo

Cuando se fueron, papá bajó del estudio y se encontró a mamá mirando fijamente el cajón de las verduras de la nevera.

—Es un tomate —le dijo a mamá. Ella no contestó—. No es una de mis hermanas.

—¿Crees que deberíamos empezar a comprar comida orgánica? —preguntó mamá.

—¿Qué?

—Comida orgánica. Quizá sería más saludable. Para Sam. Y para todos nosotros.

—No creo que eso supusiera la más mínima diferencia —contestó papá. Le quitó el tomate de la mano para dejarlo sobre la mesa—. ¿Por qué está abierta la ventana?

—La he abierto yo —contestó mamá. —¡Pero si hace muchísimo frío! Mamá no dijo nada. Volvió a mirar fijamente el tomate. —¿Rachel? —preguntó papá.

—¡Sarah siempre deja abiertas sus ventanas! —exclamó mamá—. ¡Y a sus niños nunca les pasa nada!

Papá se la quedó mirando. Entonces se acercó para estrecharla entre sus brazos. —Eh —le susurró muy suavemente. Mamá no dijo nada.

—Esto no está pasando por algo que hayas hecho tú. Mamá frotó la cabeza contra el hombro de papá. —Ya lo sé —contestó en susurros. Papá le apretó el brazo. —Muy bien —dijo. Y entonces se dirigió a la ventana y la cerró firmemente.

Esto no es justo - Sally NichollsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora