Wanda Maximoff es una arquitecta heredera y CEO de Maximoff Corp, una mujer con un estatus muy alto, multimillonaria, sexy y con todo lo que alguien pudiera desear, una mujer bastante seria que le gusta controlar todos los aspectos de su vida pero...
-Si, por fin después de estar tanto tiempo sin ti... Has vuelto a mi vida-. Dije acariciando el tablero de mi coche.
-¿Estás bien? Llevas cinco minutos ahí adentro-. Dijo Kate acercándose a la ventana de mi lado.
-Si, solo que extrañe a mi bebé-. Dije con una sonrisa y ella rio negando con la cabeza.
-¿Sabes? Este coche ya es muy viejo, solo dame lo que quiero y te daré hasta un coche deportivo o aquel coche que tanto quieres-. Dijo dándome un guiño y una sonrisa ladeada.
-¿Me estás coqueteando? Por qué le diré a mi hermana lo que estás haciendo eh-. Le dije señalandola con mi dedo provocando que rodara los ojos.
-Quisieras guapa, mis ojos solo son para Yelena, así que... Piénsalo, te verías genial entrando al estacionamiento del edificio Maximoff con ese coche, tal vez conquistes más corazones-. Dijo con todo burlón y yo solo le saque la lengua.
-No gracias, así podré tener poder en ti y Yelena, ya sabré yo cuando utilizar ese favorcito, adiós Kate y por favor... Si vas a tener sexo con mi hermana, que sea en su habitación y se van hacer sus locuras, mantengan todas las cosas cerca, no querrán que pase lo de la última vez, ¿Cierto?-. Pregunté burlona haciendo que Kate se sonrojara.
Me despedí de mi cuñada y encendí mi coche para después marcharme a mi trabajo, han pasado algunos días desde mi primera cita con Maria, desde entonces hemos tenido dos citas más y nos hemos besado en ellas, no hemos ido más allá aunque si ha habido bastante toqueteo, no quiero sonar superficial pero Maria tenía un hermoso cuerpo y dios... Necesito sexo pero quiero que esto vaya paso a paso, sonreí mientras conducía, mi coche había tardado en llegar a mis manos por qué al parecer necesitaba nuevos ajustes.
En cuanto llegue al estacionamiento de mi trabajo, baje con una sonrisa sacando mi portafolio, dos folders junto con mi bolso, odio los bolsos no lo voy a negar pero son lo único en lo que me veré bien en un lugar como este, no creo que me vea hermosa y elegante con una mochila, le puse seguro al coche y luego caminé hasta llegar a la entrada principal del edificio, deteniendome un poco al ver a Wanda caminando por la acera.
Trague en seco por qué se veía bastante bien con ese traje negro, el cual tenía un escote en la parte superior, su cabello estaba suelto como casi siempre y tenía unos tacones negros, su mirada se conecto con la mía y no pude evitar sonreír provocando que ella también sonriera.
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-Hola Natasha, buenos días-. Dijo en cuanto llegó a mi lado por qué me quedé como idiota mirándola.
-Buenos días Wanda, ¿Cómo te encuentras hoy?-. Pregunté aspirando un poco su perfume, es cítrico, olia a limón con algo más que no podía decifrar, siempre era el mismo perfume y debo admitir que me volvía un poco loca.
-Hoy estoy bien, gracias por preguntar y espero que tú también te encuentres bien-. Me dijo con una leve sonrisa ladeada mientras comenzábamos a caminar juntas.
