La "NO" cita y frascos abiertos

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Finalmente sábado! y nuestro protagonista estaba feliz pero no solo por no ir a la escuela, también porque finalmente estaría con Hiro, con su amigo, su amo y esta vez sin distracciones y sin estorbos o distracciones como la tarea o más trabajo como con las otras veces y sobre todo esta vez fue este quien se lo pidió así que no tendría porque poner excusas esta vez para no verse. Se pondría esta vez la demás ropa que le habían comprado esta vez pero al ser una ocasión especial nuevamente se llevaría aquel suéter rojo que se le fue regalado  por el peli negro, desde entonces era su favorito y al igual que con la pulsera no se separaría de este por nada en el mundo.

Pero por un momento presenciemos la perspectiva de nuestro querido Hiro Hamada.

El estaba con los nervios a tope, por un lado ya no se podía arrepentir pero por el otro le pidió indirectamente una cita, pero una cita no puede ser solo romántica ¿verdad? también se puede hacer citas entre amigos ¿no? tal vez la palabra "cita" era el problema, esta sería una NO cita, sea lo que fuera sabía que ya no podía arrepentirse pero aún se sentía en conflicto siempre que estaba con el porque pues en primer lugar el ni siquiera sabía si le gustaban los chicos o chicas, si tuvo algunos interese románticos pero esos ni siquiera contaban porque jamás llegaron a algo serio como tal y. . .¡un minuto! ¿Por qué de nuevo estaba pensando en esas cosas?, el solo va a un paseo con un chico como amigos y nada más, no se iba a dejar atrapar por estos sentimientos absurdos que a su punto de vista ni siquiera corresponden a la ocasión.

Los dos estaban camino y algo que el america-japones notó, a parte de que este siempre iba a su par como si fuera su guardia, ahora que le estaba prestando más atención a Miguel era que desde que le dio ese suéter no se lo quitaba para nada, lo tenía cuando lo dejaba a la escuela, cuando salía, cuando estaba en casa incluso cuando ayudaba a cass en su café.

- ¿te gusta tanto ese suéter? puedes usar más cosas si quieres - pregunto para resolver su duda.

- Nop! - dijo abrazándose como si le fueran a quitar el suéter- me gusta mucho este porque me lo diste tu - le sonrió - cualquier cosa que me des lo valoro mucho a. . .lo siento, casi te digo amo de nuevo jejeje a veces se me olvida que no debo hacerlo.

Nuevamente se sonrojó un poco "¡dios deja de ser tan inocente y adorable!" rogaba en sus adentros por su salud emocional. Platicaron un poco sobre como les estuvo yendo a los dos y Hiro aprovecho para contarle a Miguel que la razón por la que se ocupo tanto era porque le habían pedido un proyecto final que no había logrado finalizar pues cualquier idea que tenía siempre se le iba y no sabía que hacer porque el tiempo se le estaba acabando y eso le estaba estresando demasiado. El latino le dio unas palmadas en señal de ánimo y le sonrió un poco diciéndole que no se preocupara, que este día se supone que era para que los dos se pudieran divertir sin problemas.

Llegando al arcade Miguel estaba muy sorprendido y esto Hiro lo notó y es que el latino solo lo había visto por fuera varías veces pero jamás había entrado, parecía un niño pequeño queriendo probar todo y por supuesto el nipón le acompañaría en todos los juegos que quisiera, la verdad, el también estaba emocionado ya que hace años que no venía a un lugar de videojuegos debido a que siempre estaba ocupado con la escuela o cosas de héroes. 

El primer juego a intentar fue uno de peleas, primero Hiro le enseñó a como usar los controles de este juego y a como elegir su personaje pero incluso con las mini lecciones del mitad japonés aquí era donde el latino siempre perdía ante su acompañante.

Después fueron al de lanzar pelotas donde Miguel era el ganador siempre dando en el blanco (al parecer ver tanto tiempo a mamá Elena rindió frutos) en cambió Hiro por alguna extraña razón podía dar contra villanos en movimiento pero al lanzar pelotas no tenía tan buena puntería perdiendo contra el latino por 100 puntos de diferencia.

Lindo...¿perrito?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora