Capítulo 33

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Narrador

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Al abrir la puerta, una suave brisa acarició el rostro de Elsa, haciendo ondear las puntas de su vestido blanco. Inhalo profundamente, dejando que el frio de la noche la calmara. Su vista se posó en el Mercedes negro aparcado a pocos metros de la entrada y en el apuesto joven recargado contra el auto, relajado, con los ojos cerrados, como si el mundo se hubiese detenido solo para esperarla. Sin poder evitarlo, Elsa sonrió, sintiendo un cosquilleo en el pecho.

Al percibir su presencia, Jack abrió los ojos y su mirada se fijó inmediatamente en ella. Elsa, con ese vestido blanco ondeando suavemente, irradiaba una belleza que parecía de ensueño. Sintió que un suspiro se quedó atrapado en su garganta mientras la observaba caminar hacia él, como una novia que, en ese instante, parecía ser solo suya.

Elsa sintió el peso de su mirada, un calor que le recorría todo el cuerpo, llenándola tanto de nervios como de una extraña seguridad. Con cada paso, su corazón latía más fuerte, sabiendo que esa noche, finalmente, sus sentimientos serían revelados. Jack se enderezó, manteniendo los ojos fijos en ella junto a una suave sonrisa. Elsa se detuvo a pocos pasos de él, y, por un segundo, el mundo se redujo a ese pequeño espacio entre ellos.

—Estás preciosa —murmuró Jack, como si no quisiera que nadie más la escuchara.

Elsa sintió sus mejillas enrojecer, y una pequeña risa escapó de sus labios.

—¿Me estabas esperando? —preguntó, aunque la respuesta era obvia, disfrutaba de la confirmación en sus ojos.

—Siempre —respondió él, con ternura—. ¿Lista para nuestra pequeña aventura?

Ella asintió, segura de que nada en el mundo podría desmoronar ese momento.

[...]

Dentro del auto, el ambiente era sereno, lleno de una calma reconfortante y silenciosa. Elsa miraba por la ventana, aunque de vez en cuando lanzaba pequeñas miradas de reojo hacia Jack, notando cómo él desbloqueaba su móvil y luego lo volvía a guardar. Sabía que la situación con el anillo y Krista lo tenía inquieto, y ver ese sutil gesto de preocupación le despertaba una ternura inesperada.

Mientras conducía, Jack intentaba concentrarse en la carretera, pero su mente seguía rondando en torno a lo que Krista había hecho y en cómo eso podría afectar a Elsa. Sus labios se apretaron ligeramente, como si intentar bloquear los pensamientos pudiera hacerlos desaparecer.

En silencio, Elsa dejó caer suavemente su mano en su regazo. Al instante, él la tomó con una delicadeza que la sorprendió. Sentir su tacto era tranquilizante. Sin quitar la vista de la carretera, Jack empezó a trazar pequeños círculos en sus nudillos, un gesto cálido, un lenguaje mudo entre ellos. Los latidos de Elsa se aceleraron y un leve rubor cubrió sus mejillas. Miró su mano entrelazada con la de él y sintió que ese simple acto tenía más significado que cualquier declaración.

Sin pensarlo mucho, tomó su móvil y, con disimulo, capturó una foto de sus manos unidas. Sintió que ese momento merecía compartirse. Subió la imagen a sus historias de Instagram con una breve nota: "Cuando todo lo demás falla, siempre queda lo verdadero."  No mencionó nombres, ni dio explicaciones; simplemente dejó que la imagen hablara por sí sola. Krista podía intentar generar polémica, pero Elsa estaba decidida a responder con la sencillez de lo que tenía con Jack, algo que nadie podría destruir.

Jack notó la sonrisa que asomaba en los labios de Elsa y, aunque no dijo nada, apretó un poco más su mano, como si compartieran en silencio la certeza de que, pase lo que pase, estarían juntos en esa batalla.

Diferentes Sinfonías (Jelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora