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Jisung se había aferrado al último día de la semana con uñas y dientes, estar en la escuela y ver como Minho enseñaba sobre música era todo lo que lo hacían sentir mejor luego de la noche anterior, y cuando había creído que su día viernes había sido reconfortante luego de pasar un tiempo cerca de él, al llegar a casa cayó en cuenta que la cita con Dami era al día siguiente.

Mientras se acostaba pensaba en lo molesto que se sentía ese compromiso, entendía que ella no tuviera la culpa de las decisiones que tomaban sus padres, pero creía que era una completa hostilidad hacia ellos. Esa noche Jisung se quedó dormido luego de recurrir a recuerdos bonitos para guardar la calma en su corazón, parecía ser una buena forma de relajarse.

A la mañana siguiente su madre hizo el servicio de despertador, tres toques en la puerta y su voz diciéndole que debía levantarse pronto lo hicieron despertarse asustado, miró la hora en su reloj e intentando despertar del todo se sentó en la cama avisando que ya lo estaba.

Escuchó las pisadas de su madre bajando las escaleras y se quedó mirando a la nada mientras procesaba lo que ocurriría más tarde, no quería nada ese día, se levantó sintiendo sus pies pesados, lavó su cara y comenzó a cambiarse.

Se puso un traje gris claro sin la verdadera intención de verse bien, pero no había mucho que hacer al respecto, no reparó en peinarse siquiera y salió de casa ignorando los concejos de su madre, la verdad no quería ni verla a los ojos

El joven salió y caminó a paso lento con la intención de llegar tarde, dar una mala impresión era lo que tenía en mente, se quedó en un puesto de la calle leyendo un diario, nunca había comprado una copia pero nunca se había sentido tan interesado en leerlo como hoy, se quedó minutos enteros inmerso en una noticia completamente irrelevante para su gusto.

Terminó pasándose a otro puesto lleno de pequeños dulces, comió uno abultando su mejilla derecha, era tan dulce que sintió no poder terminarlo, arrepintiendose de hacerlo, miró la hora en su reloj de bolsillo y parecía ir diez minutos tarde.

Reanudó la marcha antes de que ella pensara que la había dejado plantada y le contara a sus padres, tendría problemas si eso sucediera, a la vuelta de la esquina se encontraba el café, y con diario en mano suspiró listo para doblar, y al hacerlo lo único que nunca pensó ver estaba justo ahí.

La chica venía desde la otra dirección, con un vestido casual para nada elegante, el cabello suelto un tanto despeinado y un diario en mano. Ambos quedaron plantados en la acera a unos cuantos metros de sus destinos mirándose con la misma expresión asombrada.

Ambos eran igual de ridiculos en ese momento, entraron al café sin saber bien como sentirse, pidieron algo de beber y el silencio incómodo apareció en la pequeña mesa, ella evitaba mirarlo como si estuviera molesta y Jisung ni siquiera sentía interés por voltear a ella.

Nadie dijo nada hasta que sus cafés llegaron, ambos agradecieron amablemente al unísono y por primera vez en su "cita" lograron verse a los ojos, Jisung la miró sin expresión y Dami tomó un ligero sorbo de su café antes de hablar.

—No quiero este compromiso.

Sus palabras fueron tan secas y frías, que podrían haber congelado el lugar, su voz había sido lo suficientemente sería para que Jisung no tuviera duda alguna al pensar que ella estaba de su lado.

—Yo tampoco —respondió ya más tranquilo y pudo ver claramente como la chica frente a él comenzaba a relajar su expresión y cuerpo.

Until The Last Note | minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora