⊱ 22 ⊰

516 78 42
                                    

El día más esperado había llegado al fin, y como era de imaginar Jisung estuvo ansioso toda la mañana esperando a que las horas pasaran rápido para dirigirse al último encuentro que tendría con los asistentes.

Después del almuerzo en el que apenas pudo comer, a eso de las tres de la tarde Jisung se fue directamente a su reunión agendada, y esta vez sentados frente a unos cafés, conversaron sobre los papeles que descansaban en la mesa.

Los asistentes parecían tener un buen ánimo con todos los resultados obtenidos, mientras le hacían entrega de un lápiz para que el joven pudiera hacer su firma definitiva, declarando al fin el término de esa odisea.

—Desde hoy tiene la patria potestad del pequeño Nari, felicidades señor Han -escuchó decir de uno de ellos y el mencionado soltó aire del alivio que sintió su cuerpo al instante.

La idea de que su nombre ya llevara su apellido lo hacía sentir tan emocionado que no podía pensar en nada más mientras sonreía, y apenas su reunión concluyó, el nuevo padre legal del niño corrió hacia el orfanato sin querer perder más tiempo.

Su corazón latió rápido cuando se vió en medio de aquella oficina junto a la directora del lugar, ella lo miró despectivamente en esa no muy agradable bienvenida y Jisung no quiso tomarle importancia a su forma descortés de tratarlo, por lo que poniendo los papeles sobre el escritorio pidió que trajeran a Nari consigo.

Ella los tomó y leyó con precaución, levantando una ceja mirando el asiento vacío junto al joven, haciendo referencia a que su pareja nuevamente no estaba junto a él.

Por su lado Jisung ya no se sentía inferior a ella, tenía todos los papeles que requería y todos ellos completamente legales, que había logrado obtener luego de pasar por todas esas pruebas con buenas observaciones de los asistentes, así que sin dudarlo irguió su cuerpo y levantó la mirada sintiéndose confiado.

La vió dejar los papeles sobre la mesa luego de revisar las firmas y timbres, su veracidad estaba más que comprobada, por lo que llamó rápidamente al personal para ir en busca de Nari.

—Espero que no se arrepienta más tarde —dijo con voz severa levantándose de su asiento. —Puede esperarlo en el jardín si gusta.

Eso fue lo último que quiso escuchar de ella, y dándole una pequeña reverencia el joven salió de aquella oficina recobrando la expresión feliz en su rostro, mirando ansioso hacia aquellas habitaciones de las que volvería a ver el rostro de Nari.

En poco tiempo lo vió acompañado de su cuidadora, ella cargaba un pequeño bolso con las pertenencias del niño, y este último que apenas vió la silueta de Jisung a la distancia, corrió hacia él con una sonrisa de oreja a oreja al ver que había complido su promesa de ir a buscarlo.

Se aferró cuello del mayor y este lo levantó alzándolo por el aire, tomándolo de la cintura para comenzar a girar mientras escuchaba su risa divertida. Y dejándolo nuevamente en tierra firme le dirigió una mirada a la mujer, ella le acercó el bolso con una sonrisa animada y agradecido lo recibió dispuesto a caminar a la salida.

La mano de Nari había tomado de la suya tan pronto como se giraron, ella los guió a aquella puerta que nunca más volverían a ver, y Nari ni siquiera miró hacia atrás cuando fue cerrada tras su espalda.

Ambos caminaron en silencio hasta estar a unos cuantos metros lejos del orfanato, sus corazones estaban igual de apretados incapaces de decir nada, hasta que Jisung se agachó frente a él apoyando sus rodillas en el piso para tomar de su pequeño rostro que suponía no estaba emocionalmente estable.

Nari se veía conmocionado, sus ojos estaban llenos de lágrimas de felicidad y sus cejas arqueadas hacia arriba con una expresión triste, como si aún no lograra terminar de creer que estaba fuera de ese lugar para siempre.

Until The Last Note | minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora