Until The Last Note | minsung

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A la mañana siguiente la pareja salió temprano de casa para ir a buscar a la señora Han en la estación de trenes, habían hecho la promesa de ir juntos por los papeles de Nari, por lo que la señora Han tomaría el tren y se bajaría con las indicaciones que le dió su hijo, lo que nunca pasó por sus mentes era que ella podría llegar antes, y ahí estaba esperándolos pacientemente en una banca.

—¿Mamá, hace cuánto llegaste? —dijo Jisung apresurándose, tomando su bolso de mano y ella se levantó con una sonrisa, contestando a la pequeña reverencia que le hizo Minho como saludo.

—El tren salió un poco antes, pero no he esperado mucho —dijo ella de buen ánimo mirando el paisaje, parecía animada de estar cerca del mar.

—Vayamos a casa, aquí es frío por las mañanas —dijo Jisung preocupado, ofreciéndole su brazo para caminar, mientras que Minho los seguía de cerca.

Los tres se apresuraron y poco después tuvieron la oportunidad de presentarle su hogar, escapándose de la fría brisa proveniente del mar cerraron la puerta. Y mientras ella le echaba un vistazo a la sala de estar, los chicos se encontraban en la cocina preparando algo caliente para desayunar.

Minutos después sentados en la misma mesa, ella los miraba con un rostro brillante, parecía haberle gustado mucho el lugar a pesar de su simpleza, sin dudas no se comparaba en nada a su gran casa en el centro de la ciudad, pero esta tenía sus cualidades únicas.

Además era lo suficientemente amplio para tener a un niño jugando en su interior.

—Cuéntenme sobre el pequeño, ayer los vi tan emocionados al hablar de él que no pude dormir de la curiosidad —dijo ella tomando de su taza de café y Jisung se incorporó.

—Es un niño de uno de los cursos más pequeños de la escuela en la que trabajamos ahora, su nombre es Nari —dijo mostrando un cariño desbordante por sus ojos.

—Es bastante solitario y últimamente.. No ha tenido días buenos dentro de ese orfanato —dijo Minho con una mirada baja y Jisung a su lado asintió.

—No fue a clases por una semana completa, luego descubrimos que estuvo en el hospital por maltrato —concluyó el mencionado, viendo cómo su madre se sorprendió al oírlo.

—¿Y cómo se encuentra? ¿Han podido verlo? —preguntó ella inquieta, recibiendo como respuesta la negación de ambos chicos frente a ella.

La mujer abrió su boca sintiendo una especie de indignación, ni siquiera conocía aún al niño, pero creía que era inaceptable que ese tipo de cosas ocurrieran en un orfanato, se suponía que debían cuidar a los niños al no tener padres que se hagan cargo de ellos, no hacerles más daño del que ya sufren.

Y se preguntaba cuántos de esos niños estarían pasando por el mismo maltrato además de Nari, cuántos pequeños en el mundo se encontrarían en la misma situación, y de sólo pensarlo lograba sentirse afligida, queriendo con más fuerzas poder ayudarles para alcanzar la oportunidad de ser padres.

—¡Terminemos de comer pronto y vayamos a verlo! —dijo ella emocionada viendo como el ánimo subía rápidamente.

De camino al orfanato estaban un poco perdidos, nunca antes habían caminado por esas calles, pero no fue difícil darse cuenta cual era el lugar debido a que el recinto era realmente enorme. A primera vista podíamos ver un gran portón creado principalmente para que los niños no se escaparan de su interior.

Al tocar el timbre los atendieron por el micrófono de la entrada, para luego mandar a un personal para abrirles la puerta y guiarlos al interior, mientras caminaban por los pasillos vieron a algunos niños corriendo siendo perseguidos por los cuidadores.