Capítulo 1. Mejores Amigas

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Las cuatro de la tarde y aún seguía en la cama, ¿cómo era posible?

Era Lalisa Manoban, ¡claro que es posible! Se dijo y maldijo Jennie hasta llegar a su cuarto, ya había dormido suficiente, y habían quedado para tirar unas canastas. Le importaba un pimiento a la hora que se acostó anoche y con quién. Ella también tuvo una noche movida y no tiene por qué hacer partícipe a todos de ello. Pero a Lisa sí le gustaba recalcar que su vida era cómoda y envidiable.

Entró en la habitación encontrándosela desparramada sobre la cama. Jennie no era de pasar desapercibida, así que se tiró sobre la cama, haciendo que ésta vibrase. No funcionó. Se sentó sobre la espalda de ella y comenzó a saltar.

- ¡Despierta tonta! Llegaremos tarde. He venido a despertarte - se justificó Jennie.

- Vete - gruñó mientras escondía la cara en la almohada.

- ¡Vamos! - dijo tendiéndose sobre su espalda y apoyando su cara sobre su hombro - Los chicos se van a enojar - afirmó antes de morderle suavemente el hombro.

- ¡Auch! Ya me levanto.

A regañadientes salió de debajo de la almohada mientras Jennie se apartaba para tenderse junto a ella.

- Estoy desnuda no deberías estar en mi cama - protestó ella-

- Hay muchas cosas que no debería hacer y las hago. Es uno de mis encantos - se burló - Se que estás desnuda. Siempre duermes así. Por eso no me he metido bajo las sábanas. Pero como no te des prisa, te saco de ahí estés como estés - amenazó tajante.

Lisa cogió unos ropa interior de un cajón mientras Jennie se levantaba y se dirigía hacia su armario. Observó como revolvía entre sus cajones y cogía una de sus playeras favoritas. Jennie se quitó la que llevaba para ponerse la de su amiga, y esta pudo percatarse de su silueta. ¿Cómo era posible que nunca la hubiese visto antes? Siempre hacía lo mismo, se cambiaba de playera frente a ella, de espaldas, dejando que su larga coleta solo dejase ver sus hombros, ni siquiera podía distinguir la ceñida camiseta de tirantes.

Ella nunca se había expuesto a su escrutinio, nunca llevaba ropa ceñida, vestidos o se había puesto en bikini frente a ella. ¿Cómo era posible que su mejor amiga de toda la vida nunca hubiese ido con ella a la playa? Sacudió la cabeza para dejar de pensar en esas tonterías. Ellas eran amigas, no importaba su aspecto físico, para eso estaban el resto de las mujeres.

Jennie había aprendido a lo largo de los años a que no le afectase la sensualidad de Lisa. Ella controlaba ese juego más de lo que Lisa se podía imaginar. Se dedicaba a eso. Pero ella nunca lo sabría. Debía seguir pensando que si no se ponía de los nervios y se tiraba sobre ella desmayada, era porque no la encontraba sexualmente atractiva, nunca debería saber que en realidad era porque había aprendido mucho más autocontrol que todas las chicas con las que Lisa trataba.

- Salí anoche y estoy de resaca, deberías ser buena amiga y compadecerte de mí - dijo Lisa, sacándola de sus pensamientos.

- No me das la más mínima pena - espetó tirándole a la cara la playera que se acababa de quitar.

Absorbió el aroma de la camiseta y sin pensarlo se la colocó. Muchas veces lo hacía, se ponía las playeras que Jennie le devolvía y por eso ella había dejado de traerlas ya lavadas, aunque estaban limpias, claro está. No tenía por qué justificarse, la playera era suya, podía ponérsela cuando quisiese, y si Lisa prefería que fuese tras habérsela quitado ella, ¿qué mas daba? No tenía que justificarse. Le gusta como olía ¿y qué? No significaba nada, se repitió una vez más, como hacía todos los días.

- Unos vaqueros y parecerás una mujer decente. O al menos no te detendrán por escándalo público - bromeó mientras se sentaba en la cama y bostezaba.

Amigas Desconocidas || ᴊᴇɴʟɪꜱᴀ ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora