Una noche más sin poder dormir pensando en ella, pensó Lisa. Pero las cosas habían cambiado. Se había dado cuenta de que daba igual lo revolucionadas que estuviesen sus hormonas. Aunque quisiese, Jennie no dejaría que pasase nada entre ellas.
Era posible que para su mejor amiga no fuese alguien que ella pensaba podía gustarle, pero ademas, si se mostraba así era porque no tenía el más mínimo interés en que ella la viese de otra forma. Jennie no sentía más que cariño por ella y tenía que aceptarlo. A fin de cuentas solo tenía un calentón. No es que estuviese enamorada o algo así, se dijo relajadamente.
Se levantó sorprendentemente temprano para ser sábado, pero al no haber salido la noche anterior, la resaca era inexistente. Y no podía estar un minuto más entre esas cuatro paredes o acabaría volviéndose loca.
Caminando llego hasta el parque donde se cruzó con dos chicas que corrían y hablaban animadamente. Reconoció a una de ellas sin problema, era Jisoo, y se acercó a saludar, por puro aburrimiento. Tras unos minutos de charla, la otra chica cayó bajo los encantos de Lisa. Y la propia Jisoo habría caído sino fuese porque pensaba que era una cretina posesiva y egoísta, que casi le parte la preciosa cara a Rosé.
Jisoo estaban tan ocupada regañándose por pensar en esos términos de Rosé que no se percató que su querida amiga estaba invitando a Lisa a verla trabajar esa noche, en "Empire", donde llevaba unos meses de bailarina. Ella estuvo encantada de ir. Encontraría de nuevo a la bellísima relaciones públicas y en su defecto a cualquier otra que la pudiese entretener lo suficiente para olvidar a Jennie unas horas.
Las chicas se marcharon. Una feliz por su cita de esa noche y la otra preocupada por no estar segura de lo que sentía o si tenía derecho a sentirlo. Atormentada por sus emociones fue a buscar a Jennie horas más tarde. Y ya en su casa le confesó que comenzaba a sentir algo por Rosé.
- No te apenes por eso Jisoo. No pienses que yo me vaya a enojar por tal tontería. Primero, ya lo sabía; y segundo, no me voy a pelear con nadie por una persona. Aunque a ambas nos gustase la misma, que no es el caso, yo no me enojaría. Es cuestión de saber compartir como buenas amigas - bromeó Jennie abrazándola para que quitase la cara de preocupación - Ahora tenemos que hacer que esa loquita siente cabeza. Para lo cual tú debes ignorar cualquier intento de acercamiento por su parte.
- ¿Y si se harta y se va con otra? - Preguntó Jisoo conociendo a los de su clase - Tengo algo de experiencia con mujeriegas como ella.
- Si, pero el objetivo no es estar con una mujeriega. Eso ya lo hice yo - afirmó soltando una carcajada - El objetivo es que deje de serlo. Y yo me ocuparé de que no se deje vencer tan fácilmente. Pero tienes que hacer todo lo que yo te diga. Y no decir que si y después hacer lo que te sale de las narices como siempre.
Jisoo frunció el ceño. Eso sería difícil. No es que no quisiese hacer caso a su amiga, es que siempre se le complicaba todo tanto que era imposible recordar lo que esta le había aconsejado. Pero lo intentaría.
Jennie estaba más animada. Entre la nueva pareja que tenía que unir y las expectativas de esa noche, apenas se había acordado de Lisa. Y con apenas se refería a que de veinticuatro horas del día solo había pensado en ella veintitrés. Un récord en la última semana. Pero Lisa seguía siendo la misma rompecorazones de siempre. Había escuchado a Rosé decir que el mismo sábado en que había dejado descompuesta a Sana la había besado a ella, y se había acostado con una chica que había conocido en un bar. No es que le doliese, era algo normal en ella. Eso solo hizo que pusiese los pies en la tierra. Lisa era una mujeriega y si se acercaba o mostraba algún interés por ella era por el simple hecho de ser mujer, no tenía nada de especial. Y aún así no estaba segura de que se fuese a fijar en ella. Por eso era mejor seguir con su papel.
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Amigas Desconocidas || ᴊᴇɴʟɪꜱᴀ ||
RomanceLalisa Manoban era una chica guapa, seductora e inteligente. La mujer perfecta, que toda mujer desearía. Y lo sabía. Se había encargado personalmente de que todas ellas se lo confirmarán. No había fémina que se le resistiese. Aunque dulce y atenta c...