Capítulo 10. Sexy

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Lisa miró la puerta por la que se había marchado Jennie unos minutos más, hasta que su cuerpo fue capaz de reponerse a la pérdida de su abrazo. Se giró y caminó en dirección a su casa. Cuando llevaba un rato andando se percató de que Rosé la acompañaba y la miraba con media sonrisa burlona.

- ¿No tenías cosas que hacer? – preguntó Lisa extrañada.

- Sí, pero te vi tan perdida que pensé en acompañarte para que no te atropellen o algo – se burló Rosé sin rastro de diversión.

- ¿Y a ti qué te pasa? – dijo parándose junto a ella.

- ¡No me extraña que todo el mundo crea que son novias cuando las conocen! – exclamó Rosé ceñuda.

- ¿Cómo?

- Jen y tú ¡Parecen novias! – afirmó muy sería.

- Como crees. Para nada. Es solo que es mi amiga. Mi mejor amiga. Como una hermana. Y como parte de mi familia que es, no me gusta que me oculte cosas o que me trate como si yo no fuese importante. Ella es una persona muy especial para mi, pero nunca podría verla de una forma... – ¿sexual? se preguntó a si misma y frunció el ceño – No podría verla de una forma que corrompiese nuestra amistad.

- Se nota que tienen algo lindo. Pero tarde o temprano caerán. Una amistad tan fuerte lleva a confusión – predijo Rosé aún muy seria.

- No me atrae en lo absoluto. Además, nuestra amistad es limpia y pura, nunca la estropearía acostan... con nada – se rectificó incapaz de decir una palabra tan baja para con la persona más importante de su vida.

- ¿En serio hay cero posibilidades de que haya algo entre ustedes? – preguntó interesada Rosé.

- ¡Cero posibilidades! – corroboró Lisa – Pero ¿por qué o qué? Dijiste que tú no estabas interesada en ella.

- ¡Si! Pero la verdad, me atrae muchísimo. Me gustó en cuanto la vi, pero después cuando la intenté conocer estaba muy seria y apenas hablaba. Estaba así porque tú estabas medio desaparecida y después ella apenas daba la cara. Ahora sé que era por el trabajo. Pero no creo que la chica que conocí sea la verdadera Jen. Cuando la he visto hoy contigo ha sido toda una revelación. La fuerza con la que toma las cosas. Esta claro que tiene carácter – dijo soltando una carcajada – Es muy inteligente. No la engañamos ni por un segundo. Y nunca la imaginé tan dulce. Cuando sonríe... – se mordió el labio y se llevó las manos a la cara- ¡Uf! Quiero conocerla mejor, mucho mejor.

Lisa escuchó atentamente todo lo que dijo Rosé y estuvo de acuerdo con cada afirmación. Era obvio que a la chica le gustaba su amiga de verdad, que no quería jugar con ella. Recordó la imagen de ella en los brazos del tipo de antes. Rosé parecía hablar en serio, y si quería conquistar a Jennie, ella no se opondría. Si ella tenía que tener una pareja, al menos, tendría una que ella pudiese controlar. Si se pasaba de la raya... no lo haría. No se lo permitiría. Pero Rosé parecía más seria de lo que ella pensó en primera instancia. No jugaría con ella.

...

Al llegar la noche Jennie no llamó a Lisa, sino que fue a su casa. Ella estaba en la cama ojeando una revista cuando entró en su habitación. Ella la miró, sonrió y echó la revista a un lado.

- No te esperaba – afirmó Lisa.

- ¡Estoy muerta! – exclamó Jennie tirándose sobre la cama.

La cama era enorme por lo que cabían las dos sin problemas. Aún así, al estirarse Jennie colocó su brazo sobre el abdomen de Lisa.

- ¡Ven acá! – ordenó Lisa tirando de ella para colocarla sobre su pecho – ¿estás muy cansada? – preguntó acariciándole el pelo. Le besó la frente y continuó peinándole el cabello con los dedos, deshaciendo la coleta que llevaba.

Amigas Desconocidas || ᴊᴇɴʟɪꜱᴀ ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora