Jennie se sentó en la cama, se colocó la ropa bien, se peinó y rehízo la coleta ¡Vaya repaso le acababa de dar! Cuando la tendió boca arriba y ella se recostó encima estuvo apunto de decir que estaba despierta pero entonces notó su erección y no fue capaz ¿Qué le iba a decir? "Oye perdona pero tu.... me aplasta el vientre". No era educado.
Se soltó en carcajadas de nuevo. Pero la verdadera razón de no haber dicho nada es que se le hincharon tanto los pechos por el contacto que llegaron a dolerle. Si la descubría se descubría ella misma. Y Lisa tenía la excusa de estar dormida, ella no, pensó Jennie.
Después habían vuelto a la posición normal pero la curiosidad pudo más que ella. Había notado su tremenda erección y quería medirla aproximadamente. Así que colocó su muslo encima para hacerlo. Al notar que ella desplazaba su mano por su muslo pensó que la apartaría. Cuando llegó a su cintura estaba convencida de que la iba a despertar porque se había dado cuenta de lo que hacía. Pero no era por eso por lo que estaba roja como un tomate. Nunca en su vida había tenido a semejante ejemplar tan de cerca. Eso tenía que doler ¡seguro!, se dijo para si.
Como pensaba que ella ya estaba despierta y que la iba a apartar y darse cuenta de que ella fingía estar dormida, decidió fingir estirarse y así hundir el rostro sonrojado en el hombro de ella ¡Pero entonces ocurrió! Lisa le acarició la espalda de una forma tan sensual que un estremecimiento la hizo tensarse hasta perder la capacidad de respirar por si misma. Ella no paró y se recostó de nuevo sobre ella. Esta vez notaba su erección con mucha más claridad. Lisa había comenzado a besarla en el cuello cuando ella se dio cuenta de que era el momento de despertarla. No sabía con quien estaba teniendo el sueño erótico pero como no la despertase pronto lo llevaría a la práctica con ella.
¡Pobre!, pensó de nuevo Jennie ¡que susto se había llevado al ver que era con ella con quien estaba haciendo todo eso y no con la del sueño! Hasta se cayó de la cama de la impresión.
Jennie no pudo evitar soltar otra carcajada. No era para tanto. No iba a culparla por hacer algo inconscientemente. Otra cosa seria que estuviese despierta, pero no podía culparla por lo que hacía dormida. Además, ella no la despertó para que se estuviese quieta. Y menos mal porque se lo había pasado increíble. Además de conocer más... profundamente a su amiga ¡Que mala era! se recriminó risueña y burlonamente. Tenía que dejar de pensar que el sexo era un juego. O al menos, no jugar a ese juego con los amigos, como se prometió hacía años. Pero si los hombres lo hacían instintivamente ¿por qué ella no podía? ¿Y qué carajo le importaba? pensó sin interés. Iba a seguir haciendo lo que le diese la gana sin importarle lo que los demás piensen.
Lisa no salía del baño y Jennie se preocupó. Por esa clase de cosas fingía ser quien no era. A la Jennie de "la noche" le habría hecho esas cosas estando despierta y todo se habría ido a la basura. Pero con su amiga Jennie "la inexperimentada", Lisa se sentía culpable por algo de lo que ni siquiera había hecho voluntariamente.
Y era cierto que Lisa no lo había hecho voluntariamente, su cuerpo tomó la iniciativa sin consultarle. Y ahora estaba en el baño recriminándose por ser una sucia y bastarda depravada. Pensaba en lo que podría haber hecho si ella no se llegaba a despertar en ese momento. Estaba claro que no podría haber llegado muy lejos con ella dormida. Pero lo que le mortificaba era lo que había deseado hacerle, se corrigió, lo que aún deseaba hacerle. Se iba a dar de cabezazos contra la pared cuando escuchó golpear la puerta.
- Lisa ¿te queda mucho para salir? Quiero entrar ¡Please! - gritó impaciente Jennie - ¡Necesito entrar con urgencia!
No parecía enojada ni ofendida, pensó Lisa ¿A lo mejor no había notado nada? Era mejor enfrentar lo que fuese de una vez. Respiró hondo y abrió la puerta. No le dio tiempo a abrir la boca cuando ella había pasado como una bala y había cerrado tras ella. Iba a empezar a hacer lucubraciones de los motivos de su actitud cuando ella ya había salido con cara de alivio.
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Amigas Desconocidas || ᴊᴇɴʟɪꜱᴀ ||
Lãng mạnLalisa Manoban era una chica guapa, seductora e inteligente. La mujer perfecta, que toda mujer desearía. Y lo sabía. Se había encargado personalmente de que todas ellas se lo confirmarán. No había fémina que se le resistiese. Aunque dulce y atenta c...