Los días iban pasando y Jennie se estaba relajando. Las clases recién comenzaban por lo que no estaba muy ajetreada. Y aunque era su último año para graduarse, estaba tranquila porque tenía su futuro planeado. No todos podían permitirse terminar y comenzar a trabajar en la empresa de papá, como Lisa. Pero ella había hecho sus contactos y echaría mano de ellos en cuanto acabase la universidad. Puede que no la respetasen como mujer de negocios, recién licenciada y con sus antecedentes, pero los que la conocían sabían que su cerebro podía ser una auténtica máquina de hacer dinero. Ya había tenido varias solicitudes para hacer pequeñas colaboraciones en un ámbito que le encantaba: la publicidad. Pero sabía que como comenzase a trabajar dejaría de lado los estudios, así que se dispuso a acabar lo antes posible y después buscar empleo. Los veranos solía trabajar junto a Lisa en la gran empresa de su padre y así tener algo de experiencia laboral. Pero no quería aprovecharse de su amiga. Sabía que si la contrataban no sería por su capacidad. Y aunque en otro caso no le habría importado, si en el de ella. Que otro pensase que darle trabajo es hacerle un favor, le daba igual, ya que le demostraría cuan calificada estaba. Pero no quería ni pensar que Lisa pudiese creer que ella no era válida para el empleo. Puede que le importase demasiado lo que pensase Lisa de ella pero era normal, ¡eran amigas!, se dijo Jennie convencida de ello.
Lisa deambulaba por la facultad haciendo tiempo para su próxima clase. Sonrió a un grupo de chicas y caminó hacia secretaría para terminar de arreglar todos los papeles para la matrícula. Siempre dejaba todo para el último momento, le había reprochado Jennie. Y era cierto. Era el último día para solucionarlo o se quedaría fuera de esa universidad.
La secretaria del campus sonreía extasiada a una joven alta y atractiva, que por su tez pálida Lisa dedujo que no era de allí. No es que no hubiese coreanas de piel clara pero no con ojos miel. Se le acercó e intentó disimular la curiosidad. Pero la mujer estaba tan ocupada babeando por el bello rostro de la chica que no contestaba a sus preguntas. Lisa se compadeció de ella y le indicó a dónde tenía que ir y le explicó algunas cosas importantes sobre el campus. Tras arreglar los papeles. Cosa que tardó en ocurrir, debido al sofoco de la empleada a cargo, al tener a dos ejemplares de semejantes bellezas frente a sus narices. Fueron a dar una vuelta por la universidad y así explicarle mejor su dinámica.
- ¡Perdón! He sido una descortés. Me llamo Roseanne Park – se presentó extendiendo la mano – Pero puedes llamarme Rosé.
- Lalisa Manoban – repuso estrechándole la mano.
- Un placer. Perdón, pero esa mujer me tenía medio histérica.
- Vete acostumbrando. No sé de donde vengas pero aquí las mujeres son así de... desinhibidas – concluyó soltando una carcajada.
- No tengo claro de si eso es bueno o malo – dijo Rosé sonriente – Yo recién llego del extranjero. Estuve unos años en América. Mi padre quería que me formase en una universidad americana como él hizo. Pero falleció hace unos meses y me he tenido que hacer cargo del negocio familiar. Pensé que no sería buena idea dejar de estudiar porque no me tomarían en serio mis empleados, además este es mi último año. Pero no podía seguir fuera, por eso me he trasladado aquí.
- ¿Entonces eres de acá?
- Mi padre si, y yo nací aquí, pero mi mamá es coreana.
- Ahora entiendo. Y siento mucho lo de tu papá – dijo Lisa comprensiva.
- No te preocupes. Apenas lo conocía. Mis padres vivían juntos pero tenían vidas separadas y yo estaba siempre con mi madre. La única vez que mi padre se percató de mi presencia fue para enviarme a Estados Unidos. Ahora vivo con mi mamá de nuevo.
- Mis padres también se separaron. Pero ellos tuvieron que poner tierra de por medio. Mi madre no consiguió arruinar a mi papá por mucho que se esmeró, y decidió irse a buscar una nueva víctima lejos de aquí, donde nadie supiese como era en realidad. Viví un tiempo con ella pero no soporté su frivolidad y volví con mi papá. No me quejo, ahora tengo una familia de verdad. Mi papá se volvió a casar y es una mujer muy buena. Y tengo muchos amigos. Creo que mi necesidad de volver fue más por no perder a mis amigos que por mis padres – meditó Lisa.
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Amigas Desconocidas || ᴊᴇɴʟɪꜱᴀ ||
RomanceLalisa Manoban era una chica guapa, seductora e inteligente. La mujer perfecta, que toda mujer desearía. Y lo sabía. Se había encargado personalmente de que todas ellas se lo confirmarán. No había fémina que se le resistiese. Aunque dulce y atenta c...