Lisa estaba furiosa. Jennie no había dado señales de vida en toda la semana. Y lo que era peor, Rosé tampoco. Seguramente estarían juntas. Se había olvidado de ella por completo y prefería pasar todas las horas del día con su novia. Y allí estaba ella, en su cama acostada, mirando al techo esperando que un milagro pasase y ella se dignase a llamarla o ir a verla. Colocó los brazos bajo la nuca y siguió mirando al techo. La echaba de menos, pensó con tristeza.
La puerta se abrió de repente y una Jennie abatida y malhumorada entró por ella. Se tendió sobre ella, la abrazó por la cintura y hundió la cara en su pecho. Lisa no se movió. Levantó las manos en el aire, mostrándose completamente accesible y perpleja mientras la miraba con incredulidad ¿Estaría soñando? ¿Tan mal estaba ya que empezaba a alucinar?
- La nueva chica es imbécil.
No era un sueño, esa era su Jen. Ignoró el comentario despectivo sobre la nueva empleada de su casa y la abrazó con todas sus fuerzas, esbozando la mayor de las sonrisas.
- ¿Qué te ha dicho? - preguntó comprensiva y sonriente.
- Me ha hecho todo un interrogatorio para dejarme entrar - contestó irritada Jennie.
- Es su tercer día, se está acomodando - la justificó Lisa con tono tierno.
- ¿Por qué no me has llamado estos días? ¿Te ocurre algo conmigo? Pensé que a lo mejor le habías ordenado a la... chica esa que no me dejará entrar por eso se había puesto tan impertinente conmigo - explicó ella frunciendo el ceño.
- ¿Qué? ¿Cómo crees? Te he llamado como mil veces al celular y nada, no contestabas - la regañó ella con fingida irritación.
- Pero si le dije a la chica que me contestó el teléfono en tu casa que te dijera. Perdí mi teléfono y te he estado llamando a tu casa toda la semana para contarte ¿No te han avisado? - preguntó extrañada.
No, no le habían avisado. Ahora si pensaba que esa chica era una imbécil. Nada más al llegar todos los días lo primero que hacía era preguntar si había algún recado para ella, y la respuesta todos los días era la misma "No, ninguno". Se trago la rabia e intento disimular. Aún no sabía por qué había estado desaparecida y no quería que supiese lo desesperada que estaba por verla.
- Seguramente se le olvidó comentarme o lo apuntó en un lugar en el que yo no lo vi - la justificó de nuevo Lisa.
- Esa tipa es tonta - espetó Jennie con gesto de asco. Ella estaba totalmente de acuerdo.
- ¿Por qué has estado tan desaparecida? - preguntó Lisa haciéndole nudos en el pelo y deshaciéndolos a continuación.
- ¡Uy, no te he dicho! - exclamó ella incorporándose para mirarla a la cara con una gran sonrisa - ¡Esta semana ha pasado de todo! El lunes me llamó Jisoo y le dije que fuese a la universidad para tomar algo juntas cuando Rosé se fuese a sus clases y tú a tu entrenamiento, y así le contaba lo que me había pasado - explicó Jennie ansiosa.
- ¿Qué te ha pasado? - interrumpió ella curiosa.
- Espera, por partes. El caso es que después de hablar con ella no se donde coloqué el celular que ya no lo encontré más. Lo estuvimos buscando y nada. Y después te estuve buscando a ti y tampoco -refunfuñó Jennie con evidente frustración.
- Me encontré con tu amiga y te estuvimos buscando - informó Lisa relajada.
- Ya hablé con ella y le conté ¿Pasó algo entre ustedes? La encontré muy rara. Siempre que se escabulle de contestar algo es porque no quiero hablar de algo negativo - afirmó ella preocupada.
Jennie conocía muy bien a Jisoo. Ella siempre estaba para escucharla, a veces le contaba intimidades cuando quería consejos, pero lo normal era cerrarse en banda ante todos. Con mucho esfuerzo Jennie estaba logrando descifrar la vida de su amiga. Supo nada más empezar a hablar con ella que ocultaba algo. Dijo con mucho nerviosismo que había estado con Lisa buscándola, por tanto, tenía que ser con ella con quién le había pasado algo, dedujo Jennie.
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Amigas Desconocidas || ᴊᴇɴʟɪꜱᴀ ||
عاطفيةLalisa Manoban era una chica guapa, seductora e inteligente. La mujer perfecta, que toda mujer desearía. Y lo sabía. Se había encargado personalmente de que todas ellas se lo confirmarán. No había fémina que se le resistiese. Aunque dulce y atenta c...