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INVERNALIA ME RECIBÍA con los brazos abiertos, con un cálido saludo a pesar del frío y la nieve que nos rodeaban. Habían pasado tan sólo un par de horas desde que había llegado al lugar, y las había pasado en mis aposentos descansando, hasta que se me ordenara hacer otra cosa. Pero, pronto, llamaron a mi puerta.

Arreglando mi recién cambiado vestido lavanda, fui hacia la puerta y, alzando mi rostro, la abrí. Al otro lado encontré una amable sonrisa y una cara familiar.

— Lady Lyanna, es un placer verla de nuevo – Comenté con una voz suave y tranquila.

— ¿Has descansado? – Preguntó la muchacha con un brillo rebelde en sus ojos.

— Ciertamente sí, disfruto de las comodidades de mis aposentos – Respondí amable, ofreciéndole una sonrisa —, gracias por su interés.

— Bien – Dijo contenta —, entonces puedes acompañarme.

Su voz fue demandante, y con unas sonrisas cómplices abandoné mi habitación, cerrando las puertas. Entrelazamos nuestros brazos y fue ella quien me guió por todo el castillo, contándome historias sobre su casa, su castillo y sus ancestros. Historias intrépidas e interesantes.

— Pensaba que tenías otro hermano – Le dije con delicadeza.

Nos encontrábamos en el Patio de Armas, donde su hermano Brandon se encontraba. El muchacho peleaba con fiereza contra el mismo maestro de Armas. Y era bueno, muy bueno.

— Sí, Ned – Mencionó con una enorme sonrisa, sus ojos fueron hacia el cielo, mostrando una mirada soñadora —. Es pupilo de Jon Arryn del Valle, llegará en unos días junto a su amigo, un Baratheon.

Yo asentí intrigada. Sinceramente pensaba que había sido exiliado, o que algo peor podría haberle pasado. Me di cuenta de los exagerados que eran mis pensamientos. Y me recordé aprender más sobre los señores de poniente, para no cometer estos errores.

— Es mi favorito de entre mis hermanos – Admitió Lyanna, con un rostro secreto —, pero no se lo digas a Brandon.

Yo reí por lo bajo, mis ojos cerrándose con mi gran sonrisa.

— ¿Cuál es tu hermana favorita? – Preguntó con curiosidad.

— ¿Sinceramente? – Pregunté frunciendo mis cejas, a lo que ella asintió intentando hacerme hablar —. Ninguna de ellas.

Ambas reímos escandalosamente, ganando más de una mirada, entre ellas la mirada de Brandon Stark. El Maestre había aprovechado su distracción para golpearlo, y vencerlo.

— No deberías distraerte, te juegas tu vida – Gritó el castellano bastante enfadado, ganándose la atención del Stark y la nuestra —, no creo que quieras morir por mirar a bellas señoritas.

— Ciertamente me gustaría morir mirando a una bella señorita – Le respondió Brandon, riéndose y ganándose las risas de todos los hombres alrededor.

— ¿Por qué no te gustan tus hermanas? – Preguntó Lyanna bajando la voz, con curiosidad.

— Me llaman Bastarda por no ser pelirroja como ellas – Respondí para después rodar los ojos.

— Deberías dar las gracias por no ser pelirroja – Dijo Lyanna, con una mueca sincera. La observé con intriga, esperando que dijera algo más —. Eres mucho más bella que ellas con tu cabello castaño.

— Gracias – Agradecí, esbozando una pequeña sonrisa lateral. Devolviendo mi mirada al patio de Armas, donde ya habían terminado por lo que parecía.

Dónde antes habían soldados ahora sólo quedaban sirvientes limpiando el estropicio y ordenando todo nuevamente, para el próximo entrenamiento. Brandon Stark no estaba en ningún lugar en el que pudiera ser visto, por lo que volví mi atención a su hermana. Lyanna abrió la boca para hablar de nuevo, pero fue una voz varonil la que la interrumpió.

La pequeña Tully  || AU GoT Eddard Ned Stark Donde viven las historias. Descúbrelo ahora