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            HARRENHALL ERA, SIN lugar a dudas, un castillo que albergaba miles de maldiciones. Cuando el carruaje se detuvo a sus puertas, la única sensación que me invadió fue la de estar en casa. El vago y lejano olor a humo me recordaba tantísimo a mi madre. Unos soldados Stark se acercaron a abrir las puertas de nuestro carruaje, donde primero bajó Benjen, y después yo. Ned estaba esperándome unos pasos por delante, clavando su mirada en mis ojos con fiereza. Bajo su atenta mirada me sentía protegida. Esbozando una pequeña sonrisa, caminé hasta él, una vez a su lado, Ned besó mi frente con cariño y acarició mi voluminoso vientre, casi reafirmando que era suyo. Con mi brillante sonrisa todavía en mi rostro, me aferré a su brazo.

— ¿Te encuentras bien? – Preguntó Ned en un vago murmuro que solo yo alcanzaba a escuchar, no notaba ni un ápice de emoción en su voz, pero estaba comenzando a aprender a leerle, creo que estaba un poco preocupado.

— El viaje ha sido tedioso – Reconocí agachando un poco la mirada, e impulsivamente llevé mi mano hasta mi barriga, donde la dejé reposar —, pero me alegro de estar aquí.

— ¿Tú madre se crió aquí, verdad? – Preguntó con un poco de curiosidad, separando sus ojos de los míos y llevándolos hasta el castillo de color carbón y sus muros semicalcinados.

Dí un pequeño asentimiento, mientras yo me limitaba a mirar alrededor. Reconocí rápidamente varios sigilos de casas vasallas a la de mi padre, pero, junto a nosotros, eran muchísimos los sigilos norteños. Eran personas toscas y austeras, eso era cierto, pero eran mucho más cálidos que cualquier otro sureño. Sabían cuidar de sí mismos y de los suyos en el más duro de los inviernos.

— Lord Whent es el hermano mayor de mi madre – Comenté un poco después, ladeando un poco mi rostro, para seguir buscando a Lyanna con la mirada —, Lady Sheila Whent es mi prima, el torneo es en honor a su decimosexto día del nombre.

       Él asintió, parecía pensativo entonces. Pero cuando la marcha comenzó a moverse, nos vimos obligados a adentrarnos hacia el castillo también. Los Stark nos encontraron rápidamente, de alguna manera. Brandon, Lyanna y Benjen aparecieron de la nada, y comenzaron a caminar junto a nosotros en un sepulcral silencio. Nos rodearon rápidamente los soldados con los estandartes de los Stark, y nos escoltaron hacia la entrada del Castillo, donde íbamos al frente del resto de casas norteñas.

Rápidamente, puse mi mejor rostro orgulloso y feroz, intentando imitar las poses de mi esposo y mis hermanos. Pero, al distinguir a mi querida prima Shella en la entrada, toda mi fachada ruda se quedó reducida a pedazos. No me lancé contra sus brazos en una carrera por intentar mantener el protocolo, pero ella parecía pensar diferente.

Cuando mi prima me distinguió entre los Stark, abandonó su lugar junto a su padre y nuestro abuelo, y salió en una carrera hacia mis brazos. Rápidamente, me solté del brazo de Ned y, bajo la atenta mirada de todos alrededor, Shella y yo nos fundimos en un abrazo cargado de añoranza y cariño. Desde hacía dos lunas antes de marcharnos a Invernalia que no la veía, y de eso hacían ya siete lunas, más de la mitad de un año. Normalmente nos veíamos más a menudo, intentaba siempre conseguir el permiso de padre para pasar la mayor cantidad de tiempo posible junto a la familia de mi madre, con quienes me sentía más aceptada.

        Enterré mi rostro en el cuello de mi prima, y ella en el mío, mientras nos abrazábamos con fuerza. Su pelo olía a flores silvestres y a dulces, envidié su buen olor, deseaba darme un baño en condiciones. Al separarnos, sostuvimos la cintura de la otra, hasta que ella movió sus manos hacia mi barriga y comenzó a acariciarla por todas partes.

— ¡Shaera! – Chilló emocionada, notando mi redonda panza, manoseando su redondez por todas partes — ¡Quise asesinaros cuando me enteré de que os casasteis y no estaba invitada!

La pequeña Tully  || AU GoT Eddard Ned Stark Donde viven las historias. Descúbrelo ahora