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EL MISMO DÍA siguiente redacté junto a Ned dos cartas; una que enviamos a la Casa Karstark, intentando convencerles de una propuesta de matrimonio incierta con mi hermana, y otra a la Casa Tully, informando de la resolución de los planes de matrimonio y convenciéndoles de que la Casa Karstark era la mejor opción en el Norte para mi hermana Lysa.

En lugar de responder con un cuervo, el Señor Karstark se personó en Invernalia una semana más tarde, hecho una furia.

— ¿Casar a mi único hijo con una sureña? – Preguntó furioso, estrellando sus manos en puños sobre el escritorio de Ned — ¿Perder la fuerza norteña a la Casa Tully?

— Mi señor – Intervine después de su monólogo encarnizado, que me resultó un poco hiriente —, estos asuntos no corresponden a las señoras, pero, si me permite – Ofrecí esbozando una pequeña sonrisa, tragándome todo mi orgullo por mi familia —. Considero que una alianza con la familia de la Guardiana del Norte siempre le mantendrá en una buena posición con la casa Stark.

— Dos de mis hijos murieron por la casa Stark – Recordó entre dientes, enfadado.

— Eso será algo que jamás olvidaremos – Asentí vagamente tras mis palabras, con una solemnidad en mi rostro propia de cualquier Stark —. Considere esta unión como un pequeño agradecimiento por sus familiares perdidos, una nueva esperanza para su hogar. Mi hermana llenará su solitario castillo con nietos corriendo detrás de usted.

— Con todo mi respeto, Señora – Me dijo, pareciendo un poco insultado con mi propuesta —. Se rumorea que su hermana sufrió varios abortos en el pasado, ¿podría jurar usted que es doncella?

Me callé de inmediato. Era cierto, y no había forma de esconder la verdad. Pero estaba determinada a conseguir este matrimonio.

— Juro que mi hermana es doncella – Aseguré tranquilamente, esperando que mi rostro pacífico escondiera que mentía.

— Si descubro que es una mentira – Amenazó sin ningún temor a represalias —, créame que hablaré de nuevo con usted.

    Ned y yo asentimos al compás, aunque creo que mi esposo sabía tan bien como yo que nada de lo que había dicho era verdad. El hombre salió del lugar sin decir si aceptaba o no, pero yo misma interpretaba que sí. Ahora solo había que redactar más cartas.

— ¿Te encuentras bien? – Me preguntó suavemente una vez estuvimos a solas.

— Sí – Respondí en un murmuro vago.

      Acto seguido, invitamos formalmente a los Tully a nuestro hogar, donde organizaríamos la boda.






LA LUNA SIGUIENTE fue un caos. Todo el castillo estaba hecho un maldito desastre de gente corriendo a todas partes. Hoy llegaba mi familia y, a la vez, los Kastark, entre otros muchos invitados a la ceremonia.

Mis hijos corrían por todas partes, mientras las niñeras intentaban alcanzarlos, más bien a Edrick, él sí correreaba, Edda solía gatear cerca de él y esquivaba a las niñeras efectivamente.

Yo, por mi parte, me mantenía en la vieja torre, observando las tierras de alrededor del castillo, custodiando las vistas. Mi postura era tan aburrida como yo estaba, llevaba ahí horas tan sólo esperando y esperando a que algo pasara.

Sinceramente, estaba nerviosa. Esto podría salir muy bien o muy mal, y rezaba a los dioses porque fuera lo primero. Debía de reconocer que temía la ira del señor Karstark, sabía que era una persona fiera y que, en ocasiones, actuaba impulsivamente, sus emociones le controlaban, sobre todo la furia.

— Te he estado buscando por horas.

Me giré sorprendida, encontrándome a mi esposo con una diminuta sonrisa cansada, parecía que sus ojos amenazaran con cerrarse de un momento para otro. Rápidamente, se acercó a mí y me abrazó fuerte por la cintura, mientras miraba por la misma ventana que yo había estado observando toda la tarde.

La pequeña Tully  || AU GoT Eddard Ned Stark Donde viven las historias. Descúbrelo ahora