XXIII

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Mirar a la nada y pensar que podría haber sido su oportunidad de confesar o aunque sea aceptar que sentía algo por la chica que hace unos días le hacía la vida imposible y lo molestaba hasta por respirar. Le era difícil, ¿Como podrías pasar del odio al amor? Era imposible.

El moreno tomó su cabeza frustrado, eran las cuatro de la madrugada y no dejaba de pensar en isabella, pensar en su sonrisa y en su risa le hacía bien, hasta sonreía inconscientemente en tan solo pensarla. Pero él no quería aceptarlo, se aferraba a la idea de que sólo era el momento por el cual estaba pasando.

-¿Estas bien?

El moreno dio media vuelta para mirar al dueño de esa voz, era Alessio. Justo un Gonzalez. Pensó.

-Si.. ¿Que necesitas?

-Eh, eh. Tranquilo, venía a disculparme por isabella, ella no te quería hacer sentir mal, es más, ella quería que dejaras de ser.. Medio boludo y..

El moreno lo interrumpió, algo que no le gustó a Alessio, pero aún así se quedó callado.

-Tal vez no lo hizo con maldad, pero lo hizo en frente de personas como por ejemplo tu y becca, me hizo quedar como un idiota.

Ni el sabía porque se quejaba, si prácticamente lo había sacado de una relación la cual estaba arruinada y no había honestidad.

-¿En serio te estas quejando?-pregunto alessio molesto-. Mi hermana lo hizo por tu bien, Miguel

-Yo no pedí que lo hiciera-respondió.

El enojo en Alessio crecia tanto como el orgullo de Miguel al no aceptar que le gustaba isabella.

-Ya sé que te gusta mi hermana. Una idiota e insegura como ella no se daría cuenta, pero yo si. Sé lo que piensas de ella, juro que no es tan bestia como se muestra, Isabella es un gatito. Un algodón de azúcar, lo sabrías si no la juzgarás tanto

El moreno se quedó pensando sobre lo que había dicho Alessio, él sabía como era isabella,pocas veces había tenido la oportunidad de conocer esa parte de ella, y aunque no lo crea, era la parte que quería ver siempre que este con él.

-Te queda una semana, mexicano-comentó el mayor, poniendo su mano en el hombro del chico.

-¿Una semana?-preguntó el menor..

-Si, una semana y no ves a mi hermana hasta quien sabe cuando. Yo que vos, me pongo las pilas

Alessio se fue, una sonrisa se dibujo en el rostro del moreno, si alessio le había ido a hablar eso quería decir que le agradaba.. "Recién salgo de una relación" pensó. Pero no por eso bajo su emoción..

-Una semana-murmuró y se adentro al hotel.

Se dirigió decidido a la habitación de la chica,golpeó suavemente la puerta y nadie salía. Golpeó una, dos, tres hasta cuatro veces. Nadie, se había rendido hasta que algo en él dijo que debería de seguir insistiendo. Golpeó una última vez, y al fin vio a la castaña, esta estaba con su ceño fruncido mientras resfregaba su ojo con su puño.

-Nene, son las cuatro de la mañana, ¿Que mierda queres?-pregunto en un tono molesto.

Miguel se estaba arrepintiendo, pero no hay vuelta atrás, ya estabas ahí, sabía que si la dejaba como hace un rato. Isabella no le iba a hablar en su vida.

-¿Y? ¿Que queres?

-Yo.. Quería disculparme, ya sabes, por dejarte sola-rasco su brazo nervioso y isabella rio.

-¿En serio? ¿Nada más viniste a las cuatro de la mañana, para eso?-el moreno frunció su ceño confuso-Déjate de joder-cerró la puerta en su cara.

Pendeja jodida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora