s e v e n

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Camine por la escuela con Sam a mi lado como de costumbre quien me explicaba todo lo que haría hoy para el baile.

—Creí que no te emocionaba ir con Miguel.

—Lo estuve pensando y...

Asentí entendiendo a la castaña, forme una sonrisa algo forzada para continuar escuchándola. Al sonar la campana no dude en cortar la plática y salir corriendo para mí próxima clase. ¿Por qué había hecho eso?

El día paso bastante lento gracias a que no compartía demasiadas clases con Sam o Miguel ese día, cerré mis ojos al sentir como impactaba sobre un delgado cuerpo.

—¿Otra vez tu, princesa?

—Lo lamento, venía pensando. Por favor, disculpame.

Levanté nuevamente sus libros sin poder mirar a la rubia a los ojos que tanto intimidaban.

—Escucha, suficiente con la princesa Larusso. Solo fíjate en tu camino—escupió alejándose sola, la observe perderse entre la gente para después caminar hacia la salida.

No me extraño en absoluto el ver a Carmen fuera de la escuela en espera de Miguel, la acción que me extraño fue que está me hablara. Camine hacia ella logrando ver a Miguel dentro del auto.

—¿Pasa algo?

—Te llevaré a casa, vamos.

Asentí subiendo al auto observando a Miguel reír mientras miraba su celular, tratando de ignorar eso me concentre en el camino dudando de mi asistencia al baile.

Le agradecí a Carmen y me despedí de Miguel quien apenas me respondió pues seguía viendo su celular. Me adentre a mi hogar divisando a Johnny colocar mi vestido sobre uno de los sillones acompañado de un ramillete azul.

—¿Es demasiado?

—Es perfecto, papá. Gracias—admití acercándome para poder abrazarle.

Mi tarde se basó en comenzar a prepararme para el esperado baile, coloque un poco de brillo sobre mis labios para terminar de colocarme mis collares. Sonreí satisfecha con el resultado.

—¡_________ vamos, los Díaz nos esperan!

—¡Ya voy!

Coloque unas pequeñas zapatillas y salí rápidamente de mi habitación encontrándome a la pequeña familia Díaz en el recibidor.

¡Mamita, pero mira que bella te ves!

Te ves hermosa, _________.

—Espectacular diría yo.

Sentí el calor sobre mi rostro ante demasiados cumplidos, observe a Johnny quien solo me veía sonriendo melancólico.

—Demasiados cumplidos, andando.

Who? // Miguel Díaz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora