—Espero que no hagan nada malo, volveremos tarde.
—¿Nosotros, portarnos mal? Eso me ofende, papá.
—Podrán llevar pocos meses conmigo pero ha sido suficiente para saber que son peores que yo.
—Como sea, que se diviertan. ¡Adiós Carmen!
Sonreí al sentir la mujer dejar un beso en mi cabeza, está se despidió de Miguel y Robby para después desaparecer junto con Johnny. Después de todo se merecían esa noche.
—Hay que irnos, linda—obedecí a mi novio tomando una chaqueta para salir detrás de él logrando escuchar a mi hermano.
—Me avisan cualquier cosa, no tengo ganas de más dramas.
Nos despedimos de Robby quién se encontraba de mal humor pues los asuntos que estuvo haciendo desde temprano era intentar que Kenny y Tory dejarán Cobra Kai ¿Y como lo hizo? Yendo a dar un discurso a todos los alumnos, claramente había fracasado.
Tomamos un Uber para ir a la dirección que nos había mandado Eli, al llegar ya todos estaban ahí. Incluida Sam.
Este asunto era realmente incómodo y solo esperábamos solucionarlo pronto, Bert tocó la puerta dejando ver al famoso Mantarraya quién se sorprendió ante la visita de su amigo.
Este no esperaba que nosotros igual estuviéramos incluidos en la visita, al escucharlo hablar supe que sería difícil lograr que esté confesara algo.
—La dejarán... Ahora están entrando todos. Tu eres nueva.
Todos lo ignoramos yendo hacia la gran mesa, me quedé junto a Miguel al cual ya se le había vuelto costumbre acariciar mi espalda en cualquier situación.
Tal y como dije, nuestra única esperanza no tenía ni la más mínima intención de confesar algo pues desde que entramos se la paso callado y observando a Bert.
Demetri trataba de hacerlo hablar pero no lograbamos nada, a tal punto de desesperar al italiano.
—¡Mírame!
—Bert, ¿Que se siente apuñalar a un amigo en la espalda y ver la sangre que cae?
—¡Dios, ya basta!—gritó Hawk ya cansado de la situación como todos ahí—No más juegos.
—Mi papá sufrió mucho por culpa tuya y de Silver. Mucha gente sufrirá si no haces nada.
—Pero si te lo que realmente paso, el se enterará. No es tan fácil, chicos.
—Esto es inútil—susurre en el oído de Miguel quien se limito a negar.
—De hecho, esperen. He estado creando una campaña de rol...
—No tenemos tiempo para esto.
—Espera ¿Que pasa en esa campaña?—pregunte acercándome un poco a la mesa.
Todos préstamos atención escuchando como indirectamente contaba lo que había pasado esa mañana.
—Entonces incriminaron al líder por el ataque, el líder fue encadenado y el rey de cabello plateado se apoderó del gremio—termino de explicar mirándonos algo asustado.
—¿Por qué no le dices a todos lo que pasó?—preguntó Miguel confundido.
—Porque no quiere perder sus beneficios.
—No, yo... El monje devolvería todo si pudiera pero el rey de cabello plateado casi mata al monje. Pudo haberlo matado. ¿Y por qué? Por poder.
Suspire algo cansada de esta situación y sobretodo de la actitud de Sam quien no intentaba comprender al hombre frente de nosotros.
—Genial. Gracias por nada.
—Ve con ella—susurre ante la mirada de Miguel, este asintió saliendo detrás de la castaña—Gracias por contarnos...
Robby 🖤
Confesó
11:57 PMPero no como queríamos
11:57 PMTe cuento en casa
11:57 PM
Salí del gran departamento tratando de no interrumpir la conversación de Miguel y Sam.
—Y ahora depende de ti decidir que hacer.
Cerré la puerta del lugar causando que Miguel girará logrando verme, este sonrió levemente para caminar hacia mi.
—Vamos a casa—susurro dejando un beso en mi frente, tomé su mano para salir del edificio sintiendo la mirada de Sam.
—¿Quedaron bien?
—Aclare algunas cosas... Hay que contarle a Robby que también fracasamos.
—Papá dijo "No se porten mal" y aquí estamos... ¿Que más sigue hoy? ¿Pelear?
—Nunca digas nunca—señalo dejando un beso en mis labios para después seguir el camino a casa.
Decidimos volver caminando pues queríamos despejarnos un poco, estos últimos días habían sido bastante estresantes, clasificar en el torneo, Sam y ahora esto. Abrí la puerta de mi hogar divisando a Robby ver la televisión mientras cenaba.
—¿Y? Cuéntame qué pasó.
—Que no paso—hablo Miguel dejándose caer en uno de los sofas, preferí ir por un vaso de agua mientras oía a mi novio contarle a mi hermano lo que había pasado.
—Esto apesta, parece un callejón sin salida.
—Encontraremos una solución, Robby...
Nos quedamos en silencio para que Miguel pudiera contestar la llamada que avisaba su celular, mire con curiosidad su rostro que demostraba confusión.
—Era Sam, quiere que reúna a todos—explico tecleando cosas en su celular, suspire pesadamente levantandome del sillón en el que recién me había recostado.
—¿Tengo que ir?
—¿Tienes opción?