Una molesta e insistente vibración me despierta. Abro un ojo a regañadientes y veo la pantalla de mi celular iluminarse una y otra vez; una ráfaga de notificaciones acaba de despertarme. Si hay algo que detesto en la vida es que interrumpan mi descanso. Ya me cuesta trabajo poder dormir por las noches y ahora tendré que soportar esto seguramente a diario. Me levanto más malhumorada de lo normal y cojo el teléfono, encontrándome con un sinfín de notificaciones de Dante, mi cariñoso amigo y confidente.
"Despierta, idiota, debes ir a trabajar."
Escribe de manera "cariñosa", pero obviamente no me envía todo el texto en un solo mensaje; eso sería algo muy básico para él. Cada letra fue enviada en uno distinto junto con una gran variedad de emojis de caquita. Mi perspicaz amigo ya sospechaba que me quedaría dormida u olvidaría poner la alarma y claramente no dejaría pasar esta gran oportunidad de molestarme.
Obviamente logró su cometido. Ya despierta del todo, me desperezo y observo mi habitación. Está completamente iluminada con los grisáceos tonos que entran a través del ventanal. El cielo está totalmente nublado a esta hora de la mañana; todo el cristal se encuentra empañado por el frío del exterior. Me estremezco solo de pensar que debo abandonar la calidez de mi casa para ir a trabajar.
Una nueva ráfaga de mensajes me saca de mi ensoñación y recuerdo que no hay chances de seguir en la cama.
Hoy es mi primer día como traductora en la empresa Mancini S.A. No se si estoy emocionada por ello, pero debo admitir que es un gran cambio en mi vida y, por primera vez, para bien. Después de dos años de estar en casa sin nada que hacer más que nadar en la piscina y ver dramáticas telenovelas con Katrina, debía encontrar algo en lo que mantener la mente ocupada o me volvería loca. Así que aquí estoy, a punto de arreglarme para comenzar una nueva etapa. Me siento ansiosa por averiguar qué sorpresas me deparará este inusual día.
¿Qué tan difícil puede ser estar detrás de un escritorio? Claramente es muy diferente a mi antiguo trabajo. Dante cree que tengo suficiente talento y habilidades para desempeñarme en este rubro y agradezco su ciega fe en mí, más que ciega diría yo. Bueno, al menos él confía en que puedo comportarme como una persona normal. Yo pienso que terminaré agarrándome de las mechas con algún idiota sobrevalorado el primer día.
Me levanto de la cama y me dirijo al baño, observando el espacioso lugar. Todo está decorado en tonos neutros. Una gran ducha con distintas llaves y funciones me espera para iniciar el día completamente relajada. Me desvisto y me meto bajo el agua, lavándome cuidadosamente cada parte de mi cuerpo y poniendo especial atención en ciertas áreas. Seco mi cuerpo con delicadeza y aplico todas las cremas de mi rutina diaria para mantener mi piel tersa e hidratada. Cuando estoy terminando de vestirme, unos leves golpecitos en la puerta me sacan de mi somnolencia.
—¿Fiorella, ya despertaste? —pregunta Katrina, mi ama de llaves y casi una madre adoptiva, mientras entra en la habitación—. Dante te espera en la entrada, creo que está sufriendo un colapso nervioso. Apresúrate.
—Dante es la reina del drama, Kat. No le hará mal esperar unos minutos —le respondo a secas mientras doy vueltas para mostrarle mi atuendo, esperando su aprobación—. Dile que estoy casi lista.
—¿Qué ocurre, cariño? —pregunta sentándose en la cama frente a mí, observándome fijamente con esa típica vista de halcón que tienen las madres, en la que cualquier gesto o movimiento te delatará—. Solo me hablas así cuando algo te molesta. Lo que sea que tienes, suéltalo.
—No estoy lista, Katrina —digo suspirando mientras me siento a su lado y me tomo la cabeza con las manos, sintiéndome completamente derrotada—. Esto no es lo mío y no quiero decirlo en voz alta porque no quiero defraudarlos, pero a ti no puedo mentirte.
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FRAGMENTADA
Romance¿Sabes lo que se siente el no tener a nadie en quien confiar? Fiorella Salerno ha tenido que vivir con ese sentimiento desde pequeña, rodeada de sufrimiento, desamor y traición por parte de todos los que alguna vez considero su familia, convirtiéndo...