Los primeros rayos de sol de la mañana entraban por la ventana dándome justo en el rostro. Mierda, ya debo levantarme, tengo que ir a la empresa para ayudar a Dimitri con las reuniones programadas, ese jodido grano en el culo no puede hacer nada sin mí. Aunque me guste o no soy el dueño de la empresa, no me queda de otra que estar ahí al menos para hacer presencia y calmar a los tiburones, a esos hijos de puta no les importa si me estoy muriendo o no, solo ven en mi un signo de dólar caminando.
Me desperezo unos segundos y me giro para observar a mi hermosa chica. Fiorella esta tumbada de espalda a mí, admiro su hermosa silueta y el gran tatuaje que cruza su espalda, lo miro detalladamente, una gran serpiente enroscada por el costado de su cintura que baja por su trasero hasta la mitad del muslo, a medida que mis ojos siguen la cola de la serpiente me voy poniendo cada vez más duro, que cabrón más suertudo soy, mi chica es perfecta. Me acerco para abrazarla y su cuerpo entra en contacto con el mío. Joder, me obligo a calmarme un poco, no quiero despertarla, ayer tuvo un día de mierda y no quiero arruinar su placentero descanso.
Me levanto despacio intentando no despertarla y lo logro, me voy directo al baño para darme una ducha rápida y me visto para irme a trabajar. Una vez listo observo a mi Fiorella dormir, es difícil pensar que una mujer que aparenta ser tan frágil ha podido sobrellevar tanta mierda a lo largo de su vida. Me he propuesto la misión de hacerla feliz, protegerla y entregarle todo el amor que nunca le entregaron a toda costa, bueno además de sexo salvaje hasta dejarla sin aliento. Me acerco a la cama y dejo un beso en su frente, le digo que la amo y salgo de la habitación para despedirme de Lu.
Camino por el pasillo y entro en la habitación de mi hijo, ahí me encuentro con el cabrón de Jake que está vigilando como un halcón a mi bebe y si no fuera porque tiene pinta de cuidarlo con su vida ya me habría liado con él. No me gusta para nada la mirada de imbécil que pone cada vez que ve a mi Fiorella y no paso por alto que me mira como si fuera su rival.
Me agacho al lado de la camita de mi Lu y le doy un beso en la cabecita, mientras acaricio tiernamente su mano. Este respira pausadamente, quito un mechón de cabello de su carita y me entrega una leve sonrisa, me hace pensar que está soñando algo bonito y me rio como un idiota, mi bebe tiene mi corazón en su mano y puede hacer con él lo que le plazca.
- Me voy a trabajar, dile a Fiorella que tengo cosas importantes que hacer en la empresa – digo en un susurro, Jake asiente mirándome como si fuera una piedra en su zapato - Volveré dentro de tres horas - este me ignora y no puedo evitar reírme de lo infantil que era el pobre idiota.
- ¿algo te hace gracia? – pregunta levantándose de su silla
- Si – comento dándome la vuelta para encararlo – Tú me das risa. Pero la verdad es una conversación que me gustaría dejar para otro momento – comento observando a mi Lu que duerme placenteramente, no me gustaría despertarlo por liarme a puños con este hijo de puta.
- Te salvaste esta vez – respondió este observando a Lu también
- Si claro, lo que tu digas – comento divertido saliendo de la habitación. Ya llegara el momento de poder bajarle los humos a ese tipo.
Me subí en mi camioneta y salí de la casa en dirección al trabajo, tenía al menos cuarenta minutos antes de llegar y el hambre me estaba matando, no era mala idea detenerme unos minutos por un café, tenía tiempo de sobra para comer algo, así que decidí buscar algo para comer cerca del centro de la ciudad. Manejé unos minutos hasta que encontré una pequeña cafetería de aspecto moderno que era perfecta para mitigar el hambre.
- Buenos días - dije al entrar en la cafetería, una chica menuda y con rostro angelical se acercó al mostrador para atenderme - ¿me podrías dar un café y un sándwich de pollo por favor?
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FRAGMENTADA
Romance¿Sabes lo que se siente el no tener a nadie en quien confiar? Fiorella Salerno ha tenido que vivir con ese sentimiento desde pequeña, rodeada de sufrimiento, desamor y traición por parte de todos los que alguna vez considero su familia, convirtiéndo...