El sol está en su punto más alto, se siente sobre mi piel como pequeñas agujas y a pesar del bloqueador que me pongo a cada rato seguramente terminare roja como un tomate y la misma suerte corre mi pobre Luciano que tiene la piel igual de blanca que la mía. Mi bebe corre a la orilla de la playa con su balde para buscar un poquito más de agua y armar el castillo de arena perfecto que para su corta edad es muy meticuloso al construir, cosa que aprendió de su tío Dante, si fuera por mi le pondría una conchita encima y ya estaría listo.
Luciano comienza a llorar y Dante corre a auxiliarlo, pero no era un llanto por el cual hubiese corrido un maratón, más bien era un llanto de maña o quizás un llanto de no puedo hacerlo solo. Los observo caminar hacia mí, vienen felices conversando sobre su pequeño proyecto.
- Mami el tío Dante agarro una estrella de mar - Dijo Luciano emocionado mostrándome lo que había dentro de su balde - Pero la regresaremos al mar, solo queríamos mostrártela - comento con una expresión triste en el rostro.
- ¿y por qué estas triste? - le pregunte frunciendo el ceño - Es muy hermosa
- Por qué no puedo quedármela mami - dijo Lu, Dante negaba con la cabeza insistentemente
- Puedes quedártela Lu - este me miro más animado - el problema es que si te la quedas se va a ir al cielo ya que necesita del mar para vivir y no podrá tener pequeños bebes ni ser feliz con ellos. Así que debes decidir que es más importante para ti- Lu se fue corriendo la orilla de la playa y la lanzo al agua con sus pequeñas manitas.
- ¿ser feliz? - pregunto Dante divertido - Esa ilustración fue muy educativa, macabra pero educativa.
- Tiene que aprender desde ahora que sus acciones tienen consecuencias en la vida de los demás - comente mirándolo fijamente
- Es muy pequeño para eso Fiorella - negó Dante con la cabeza - Déjalo ser un niño
- Nunca se es muy pequeño para aprender esas cosas. Recuerda que nuestra vida está llena de peligros, seamos buenos o malos es igual.
- Esta bien, te doy un punto - comento levantándose para ir donde Lu - Solo no le quites lo divertido de su infancia por enseñarle ese tipo de cosas
- No lo hare - dije levantándome del suelo arenoso para ir a su encuentro - El último en llegar al agua es un huevo podrido - grité empujando a Dante y corriendo hacia playa.
Llegamos a casa para la hora de cenar, Luciano estaba rendido y se había dormido todo el viaje de regreso, nos bañamos en la playa toda la tarde hasta quedar con los dedos arrugados como abuelita. Deje a Lu en su habitación para que continuara descansando, mi bebe ya tiene dos años y es el puntito de luz en mi oscuridad, está creciendo grande y saludable, por suerte no quedaron secuelas en él luego del parto, es un pequeñito de piel blanca, ojos grandes de un gris tan intenso que al sol parecen verdes, tiene el cabello negro como yo, es muy terco y sobreprotector diría que demasiado para su corta edad.
Me voy a mi habitación y me preparo para ir a trabajar, me meto en la ducha por un largo rato relajando mis músculos para una larga noche laboral y me visto, llevo un traje completo color negro que se ajusta perfectamente a mis curvas, repaso mi pintalabios y acomodo mi cabello que ahora cuelga en una lisa melena negra, me observo un momento en el espejo y me gusta lo que veo, la cirugía y el ejercicio constante rindieron los resultados que esperaba en mi cuerpo luego del embarazo.
- Dante ya me voy ¿vienes conmigo? - pregunte asomándome en la puerta de su habitación - llegare tarde hoy hay mucho que hacer.
- Vete, yo voy en unas horas - dijo mirando la pantalla de su computador - tengo que terminar con esto antes. Las cosas están mejor de lo que pensábamos y debemos cuadrarlo todo meticulosamente.
ESTÁS LEYENDO
FRAGMENTADA
Romantizm¿Sabes lo que se siente el no tener a nadie en quien confiar? Fiorella Salerno ha tenido que vivir con ese sentimiento desde pequeña, rodeada de sufrimiento, desamor y traición por parte de todos los que alguna vez considero su familia, convirtiéndo...